José Ignacio Fernández del Castro
«No creo que puedas hacer nada por nadie sin renunciar a algo propio.»
Bernard MALAMUD (Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos,
26 de abril de 1914 - 18 de marzo de 1986): The Natural (El Mejor) (1952).
En efecto, hacer algo por los demás significa siempre una renuncia a algo propio (bienes, tiempo, esfuerzo, energía, tranquilidad, expectativas, etc.)... Pero en eso consiste precisamente la defensa de lo común, ¿no?. En poner lo que es de todas y todos por delante de lo que es particular y privativo (aunque pertenezca a uno).
Por eso, cuando lo común se da por supuesto y se deja en manos de otros, pasa lo que pasa... Se va menguando para ir derivándolo hacia el negocio de algunos. Es el nuevo principio de las “políticas liberales”: socialización de las pérdidas, privatización de las ganancias.
Y, de esta (mala) suerte, ya no hará falta renunciar a nada propio, porque nadie estará dispuesto a hacer nada por nadie... Pero acabará siendo una guerra de todos contra todos de consecuencias poco previsibles, pero evidentemente nada agradables para la inmensa mayoría.
Así que la evitación de cualquier renuncia a nada propio (o la simple pasividad ante el desmantelamiento de lo común) acaba siempre (como lo vemos y sentimos a cada rato) en un proceso de transferencia neta de lo común hacia el mercado (si es rentable) o hacia la caridad y el olvido (si no lo es)... Y hacia la voladura incontrolada de cualquier atisbo de cohesión social.
Y eso, aceptar que todo lo común se convierta en privado, sí que no podemos permitírnoslo… Porque entonces ya estaremos simplemente privados de todo.
DdA, XXI/6.026
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