Lazarillo
Que la música del rabel suene lejana obedece a que el instrumento tiene un origen remoto. Las primeras informaciones proceden de Asia y se remontan a comienzos del siglo décimo. En España, las primeras ilustraciones del rabel datan de los siglos XII y XIII, están en Las Cantigas de Alfonso X el Sabio y en la talla del Rey Músico que se encuentra en una de las arquivoltas de la portada central de la fachada sur de la catedral de León, que se remonta al siglo XIII, y de la que no ha informado amablemente Inmaculada Llamazares, con imagen incluida.
La música del rabel acompañó los poemas de amor y guerra que cantaban los trovadores. Esta era su vertiente noble, porque la popular corría en voz de los juglares. Desconocemos si el músico que Antonio Villa ha fotografiado en un canecillo bajo el ajedrezado de la iglesia románica (siglo XII) de Santa María la Mayor de la localidad aragonesa de Uncastillo, es trovador o juglar, pero sí sabemos que se atribuye al Maestro de Olorón y que se le advierte en muy perceptible actitud cantora al tiempo que hace sonar su rabel. De esa iglesia se escribió que expresa una euforia carnavalesca, un llanto y crujir de dientes. El del músico es el canecillo más cándido, pues hay uno decorando el ábside que ejemplifica la representación de la lujuria carnal, con una mujer montada sobre un varón, mientras una serpiente parece susurrarle algo al oído de la joven.
Aprovecho la excelente fotografía de Villa y la fotografía de Inmaculada para recomendar la exposición Canteros del sonido que se ha inaugurado en la localidad asturiana de Ciaño, Langreo. En la Casa de los Alberti, podréis ver la recreación de varios capiteles y canecillos del románico asturiano en el que se encuentran representados instrumentos musicales. Estos instrumentos tales como vihuelas de arco, gaitas o panderos cuadrados han sido construidos por prestigiosos lutieres y se pueden ver también en la muestra.
DdA, XXI/5.944
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