jueves, 25 de abril de 2024

SÁNCHEZ NO SE PUEDE PERMITIR QUE LA MAFIA VENZA A LAS URNAS


Félix Población

Lo que Pablo Iglesias hiciera, harto de las persecuciones, acosos, infundios, infamias y difamaciones a las que fue sometido junto a su pareja, pretende programarlo ahora Pedro Sánchez, que tan calladito y medroso estuvo cuando su vicepresidente segundo y su ministra de Igualdad sufrieron durante meses un acoso permanente en su residencia familiar en compañía de sus hijos. 

Habrá quien estime, entre los medios proclives al PSOE (El País, El diario), que  esto último se puede pasar casi por alto (con una alusión fugaz sin mencionar a otro líder progresista) a la hora de analizar la decisión de Sánchez  de plantearse dimitir si el lunes llega a esa conclusión en compañía de su esposa, a la que le ha tocado ser víctima de lo que parece un flagrante lawfare, pero lo cierto es que Iglesias dimitió y Pedro Sánchez no tiene intención de hacerlo. 

Anunciando en su carta que va a plantearse si merece la pena mantenerse en el cargo ante el burdo acoso de la derecha y ultraderecha política, mediática y judicial -una auténtica mafia que viene operando en nuestro país con total impunidad-, lo que ha hecho el Presidente del Gobierno es algo muy similar a lo que anunció Xavi, el entrenador del Barcelona hace meses, que dijo que se iba a final de temporada y ayer mismo se desdijo para seguir estando al frente de la plantilla. 

Lo más lamentable de todo esto, cuando se habla del factor humano que movió a Pedro Sánchez a escribir esta carta a la ciudadanía, es lo poco humano y solidario que el Jefe del Gobierno se mostró cuando dos de sus ministros pasaron por situaciones similares y aún peores, entre las que -no lo olvidemos- estuvo aquella carta con cuatro balas dirigida a Pablo Iglesias, sobre cuyos remitentes nunca nada se supo. 

Desconozco el rédito político que Sánchez sacará a la estrategia de anunciar su dimisión y no dimitir, pero tengo claro que esto es lo que ocurrirá porque, además, su dimisión sería tanto como darse por derrotado por la mafia política, judicial y mediática, cuando lo que en un país democrático cuenta es el veredicto de las urnas con el que actualmente gobierna desde hace casi un año. No sería nada ejemplar y daría pie a un derrotero muy oscuro permitir que la mafia aludida derrote a los votos. 

Compadecer a Pedro Sánchez
Manuel Santana Barbuzano
Se supone que debo compadecer a un Pedro Sáchez que, hasta ayer, legitimaba a Ferreras concediéndole entrevistas, mientras este se dedicaba a publicar información falsa a sabiendas de que lo era, como parte de una campaña de descrédito que implicaba la colaboración del sistema judicial, policial y mediático, asestando un golpe mortal a la democracia española en un momento en el que Iglesias aspiraba, literalmente, a gobernar el país.
Se supone que debo compadecer a un Pedro Sánchez que permitió que a Jesús Cintora se le decapitase en Rtve.
Se supone que debo compadecer a un Pedro Sánchez que repitió elecciones en 2016 y 2019 con tal de que PODEMOS no llegara al Gobierno, y que a causa de dichas repeticiones puso a VOX de 24 en 52 diputados en la pasada legislatura.
Se supone que debo compadecer a un Pedro Sánchez, para quien nunca existieron las persecuciones a Pablo Iglesias, Irene Montero, Vicky Rosell, Isa Serra, Juanma del Olmo, Alberto Rodríguez, Gara Santana, etc, porque jamás las denunció ni puso su cuerpo para defender a nadie.
Se supone que debo compadecer a un Pedro Sánchez que miró para otro lado cuando la Presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de su partido, hurto a un diputado de PODEMOS su legítimo escaño, hecho posteriormente declarado ilegal por el Tribunal Constitucional.
Se supone que debo compadecer a un Pedro Sánchez que tolera un golpe de estado permanente desde la judicatura porque no tiene arrestos para cambiar el sistema de renovación del CGPJ.
Por mí, como si decide quemarse a lo bonzo.

DdA, XX/5622

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