jueves, 24 de noviembre de 2005

Religión, seminarios y homosexualidad

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Lazarillo

Ayer se ha repetido en Irán la ejecución de dos jóvenes por mantener relaciones homosexuales. No hace siquiera cuatro meses, otros dos muchachos fueron ahorcados por el mismo motivo. Irán, junto a Arabia Saudí, son las dos únicas naciones -de las siete que mantienen la pena de muerte contra la homosexualidad-, que ejercen esa incivil práctica. De Afganistán, al menos, donde se lapida hasta la muerte a los culpables, no se tiene constancia en los últimos tiempos de ese tipo de martirios.

Los rigurosos tribunales de los países que mantienen en su legislación esa persecución a muerte contra la homosexualidad se basan, al parecer, en una interpretación extremista del Corán que se conoce por sharía. Según tal, ese tipo de relaciones son castigadas con la pena del látigo si no incluyen la penetración sexual y con la pena capital en caso de que la haya. Otros 80 países mantienen en sus códigos diferente tipo de penas y castigos menores contra la homosexualidad.

Ante semejante panorama de retardo cívico y segregación social como el que ofrecen esos datos, debe ser para los españoles un motivo de satisfacción contar desde hace muy poco con una legislación avanzada que desagravia a los homosexuales de un pasado bastante reciente de acoso, marginación y desprecio. Es de lamentar que la religión católica mantenga su resistencia y prejuicios a la ley de matrimonio entre homosexuales que los equipara al resto de las parejas.

Una agencia de noticias católica dio a conocer anteayer el contenido del documento firmado por Benedicto XVI para que no accedan a los seminarios aspirantes a sacerdote con orientación gay. El texto, en el que se dictamina que la Iglesia no puede admitir a aquellos que practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales y apoyan la llamada cultura gay, representa todo un rechazo a la comunidad homosexual y así ha sido valorado por los colectivos implicados.

Marcelo Suntheim, desde la Comunidad Homosexual Argentina, ha sido muy explícito: En esta oportunidad dan el mismo trato a los gays hacia adentro que el que dan hacia fuera, coartando cualquier iniciativa que nos otorgue derechos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El grado de madurez cívica de toda creencia religiosa se valora por su índice de tolerancia. Ciertas creencias islámicas no han abondanado sus dogmas medievales y en la jerarquía eclesiástica de Roma subsisten semillas que aún cosechan intolerancia inquisitorial. Sólo a los católicos más coherentes con el Evangelio de Cristo les corresponde desatar ese nudo de represión.

Anónimo dijo...

Una vez más la Iglesia Católica desafía la legalidad proclamando que su normativa puede vulnerar abiertamente la Constitución, sin que ningún juez se atreva a condenarla. Esperemos que algún seminarista discriminado por su orientación sexual se anime a presentar denuncia.

Anónimo dijo...

Un desafío, además, desde la teoría del amor evangélico de que nutre su tinglado de farsa.

Anónimo dijo...

Hola, me llamo Micerinos y quisiera invitar a todos los lectores de este artículo a visitar el post de mi blog sobre el mismo tema "SI UN CURA RENUNCIA AL SEXO, ¿QUÉ IMPORTA QUE SEA GAY?"

http://tobeafriend.bitacoras.com/

Espero que les guste.

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