Lazarillo
Monseñor Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, ha sido por enésima vez así de expeditivo en cuanto su jefe al frente de la presidencia de la Conferencia Episcopal abrió la veda para intervenir en los asuntos terrenales y criticar al presidente del Gobierno por no convocar elecciones. Como Pedro Sánchez le diera a monseñor Argüello la correspondiente réplica acerca de su injerencia, el prelado de Oviedo criticó al jefe del ejecutivo en estos términos: «Dentro de la decadencia moral, corrupción, prevaricación, indecencia de saunas-prostíbulos, robos, mentiras flagrantes y control de la discrepancia judicial y mediática, disparan los mandamases contra la Iglesia una vez más. Están acabados. Dice bien Argüello: pasar página, ya». Siempre que Sanz Montes se sube al púlpito mediático para hacer doctrina de Vox, reparo en sus silencios cuando el gobierno no es el del Partido Socialista, como por ejemplo después del fallecimiento de más de siete mil ancianos por COVID en las residencias de Madrid por no recibir asistencia hospitalaria a causa de unos protocolos que lo impedían, aprobados por el gobierno de Díaz Ayuso. O como cuando, hace algo más de un año, murieron más de 200 personas ahogadas por la DANA en Valencia después de una nefasta gestión del gobierno de Carlos Mazón. Para decadencia moral, la de esos silencios.
DdA, XXI/6204

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