viernes, 11 de abril de 2025

ADOCTRINAR ES ENSEÑAR UNA DE LAS MILES DE RELIGIONES EXISTENTES



Tal como sostiene el articulista y en este país sabemos muy bien, pues estuvimos sometidos al adoctrinamiento nacional-católico durante decenios, las explicaciones sobre las funciones del cuerpo y la mente humanas, su diversidad, biología o historia, no son adoctrinamiento. Adoctrinar es enseñar una de las miles de religiones existentes, y esto se sigue haciendo en el mismo país que fue sometido durante decenios al adoctrinamiento nacional-católico.

Armando Nosti

Un sector de ciudadanos se preocupa sobremanera por el adoctrinamiento en las aulas, hasta el punto de pretender el establecimiento de un pin parental que lo impida, para “poner fin, de manera inmediata a cualquier adoctrinamiento ideológico sobre los menores que tenga lugar en el ámbito educativo, promoviendo modificaciones legales que permitan el acceso a la educación de todos los españoles en igualdad de condiciones, y con garantía de neutralidad ideológica de la educación”. En defensa de la libertad de educación, hacen un llamamiento a los padres para proteger a sus hijos “del adoctrinamiento de la izquierda en ideología política, de género y LGTBI”, alertando de que “hay libros de texto con un alto contenido ideológico, con un alto contenido en manipulación, donde se miente sobre realidades biológicas, científicas, antropológicas e históricas”. Este sector atribuyó a Educación para la ciudadanía los mayores disparates que se le puedan ocurrir a mentes sucias, advirtiendo que pretendía promocionar la homosexualidad, animar a los niños a masturbarse, o a tener sexo indiscriminado, entre otras lindezas. Que adolescentes reciban educación sobre cuestiones sexuales o de diversidad, no es adoctrinamiento, es educación para impedir que lleguen a los mismos conocimientos a través de fuentes sesgadas, de páginas porno, o peor, que lleguen sin saber a dónde han llegado.
Choca esta idea de la maldad del adoctrinamiento con el hecho de que existan en Gijón y otros lugares, una semana santa infantil, con pregones y procesiones específicas para adolescentes que no tienen capacidad de criterio para discernir si lo que hacen está bien o mal y que cuando la tengan, pueden llegar a arrepentirse de lo actuado, que ahora, para ellos, no es más que un acto social que los iguala a sus mayores, un juego en el que se sienten protagonistas.
Cuando estos sectores hablan de neutralidad ideológica, hablan de su ideología, convencidos de que todas las demás son malas. Un imán justificaba que exigiesen construir mezquitas en todas las ciudades del mundo mientras prohibían iglesias en su país, en que lo hacían para salvarnos, porque su religión era la verdadera y todas las demás falsas, convencido de que nos hacía un favor. Más que similitud, hay coincidencia.
Gijón es una ciudad participativa, se cortan calles para pruebas deportivas, desfiles, cabalgatas o manifestaciones, no pasa nada por cortarlas para procesiones, pero es exigible que sus organizadores sean consecuentes, que respeten otras opciones con el respeto que exigen para las suyas. Explicar cómo funcionan el cuerpo y la mente humana, diversidad, biología o historia, no adoctrina, enseñar una de las miles de religiones existentes, sí.

DdA, XXI/5.957

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