El autor comenta al final de su artículo, que podemos leer hoy en el diario Público, que el vídeo del rey emérito y huido ha registrado miles de reproducciones en Youtube desde que lo colgó el pasado lunes, pero aún está muy lejos de las más de 1,2 millones de visualizaciones de su hit más exitoso: aquel otro vídeo en el que se le ve abroncando al presidente de otro país a quien, por lo que parece, consideraba un bocazas: "¿Por qué no te callas?". Este sería también el titular con el que Felipe VI reprocharía a su padre su última y malograda aparición pública. La verdad es que el emérito huido no ha dejado de trabajar en contra de la institución monárquica desde hace más de diez años y puede que hasta se note en el fracaso editorial de sus infumables memorias, en las que se cree adalid de la Transición y concede al dictador la hechura de pergeñar en la persona del rey la democracia. ¡Viva el vino!
Juan Oliver
La Casa Real española no suele
hacer valoraciones sobre la vida y la obra de Juan Carlos de Borbón, exjefe del
Estado y padre de Felipe VI. Por eso, el hecho de que el pasado lunes el
entorno del rey se apresurara a
desautorizar la última aparición pública de su progenitor, en un vídeo de
escasa calidad escénica que el entorno del monarca ha calificado de
"inoportuno" e "improcedente", ha sido interpretado como
una señal de evidente malestar.
Desde que el exrey inició hace unas semanas la
campaña de promoción de sus memorias, se ha ido tensando la relación que
mantiene con su hijo, ya de por sí muy enrarecida, al menos en apariencia, en
los últimos años. El actual rey lleva años observando cómo los comportamientos
de su padre recuerdan su legado impropio, agrietando la pretendida imagen de
limpieza con la que intenta, precisamente, dar solidez a la monarquía que
ahora él representa.
Juan Carlos de Borbón abdicó el 18 de junio de 2014, después de años de
progresivo deterioro de su figura, y de la de la Corona en su conjunto, por sus
escándalos personales y financieros; su safari africano en plena crisis de
deuda en España; por la instrucción del caso Noos que implicaba directamente a
su hija, la infanta Cristina de Borbón, y a su yerno, Iñaki
Urdangarín; por el reconocimiento de que había tenido cuentas secretas en el
extranjero... Felipe VI fue coronado al día siguiente de la renuncia de su
padre, cuya alargada sombra no ha dejado desde entonces de opacar y deslucir su
reinado.
Noos: Juan Carlos, Iñaki y Cristina
Los avances en el caso Noos y las informaciones sobre la posibilidad de que
Juan Carlos tuviera una fortuna en paraísos fiscales nutrida a base de
mordidas fueron cercando a Felipe VI a los pocos años de iniciarlo. En
2014, al poco de su coronación, retiró a sus hermanas, las infantas, la
consideración de componentes de la familia real, y el 11 de junio de 2015, tras
la imputación de Cristina, anuló el ducado de Palma de Mallorca que su padre le
había concedido veinte años antes. Según algunos historiadores, el exrey lo
consideró una afrenta, pero se mantuvo en silencio. Dos años después,
Urdangarín fue condenado a 7 años de cárcel y a más de medio millón de euros de
multa por varios delitos de corrupción. En 2018, el cuñado del rey ingresó en
prisión, agravando la sensación de división y decadencia de la familia
real.
Fundaciones para ocultar su fortuna
En 2020, una investigación periodística desveló que la Fundación Zagatka,
creada en Liechtenstein en 2003 por el primo de Juan Carlos, Álvaro de
Orleáns, había abonado sus vuelos privados durante once años sin que el primero
hubiera declarado jamás a Hacienda aquellos pagos en especie, valorados
en ocho millones de euros. Poco después, un diario británico desveló que
Juan Carlos de Borbón era también el principal beneficiario de otra fundación,
Lucum, que había ingresado 100 millones de dólares donados por el rey de
Arabia Saudí, su amigo personal. Felipe VI, que aparecía citado como
beneficiario de aquel entramado como heredero de su padre, comunica que le
retira a este la asignación que recibía con cargo al Estado y anuncia en la
misma nota de prensa que renuncia a la herencia y "a cualquier activo,
inversión o estructura financiera cuyo origen, características o finalidad
puedan no estar en consonancia con la legalidad".
Fuga a Abu Dabi
En agosto de 2020, Juan Carlos informa de que deja España y su
residencia oficial –La Zarzuela, el palacio sufragado por los presupuestos
públicos en el que lleva viviendo casi 60 años–, y difunde una carta a su hijo
en la que justifica la decisión en la "repercusión pública" que
estaban teniendo "ciertos acontecimientos pasados" de su "vida
privada". Lejos de mostrarle disgusto por sus acciones, Felipe VI
reacciona ofreciéndole "sentido respeto y agradecimiento". La
Casa Real tarda 15 días en confirmar que Juan Carlos está en Abu Dabi, la
capital de Emiratos Árabes, una dictadura presidida por otro jeque amigo donde
él reside en un hotel de lujo –posteriormente se trasladará a una villa en una
isla privada–.
Defraudador confeso
A raíz de las noticias sobre sus fraudes tributarios, la Fiscalía abre
varias investigaciones por los delitos fiscales que el exrey podría haber
cometido a través de aquellos entramados societarios creados en el extranjero
por personas próximas a él. El Ministerio Fiscal los archivó en 2022 al
considerar que los delitos o bien habían prescrito, o bien no podían ser
imputados al anterior monarca porque éste los habría cometido cuando aún estaba
reinando y su figura, por tanto, era penalmente inviolable. La Casa real no
hace comentario alguno al respecto pese a que el monarca reconoce el
fraude al regularizar cuatro millones de euros en impuestos impagados que,
pese al dineral de su fortuna oculta, abona con un préstamo sindicado de varios
amigos.
El "Bribón" en Sanxenxo
Poco después del archivo de aquellas causas, Juan Carlos de Borbón anuncia
que volverá a España desde Abu Dabi para participar en su barco, el Bribón, en
las regatas de vela de la ría de Pontevedra que organiza el club náutico de
Sanxenxo, que preside su amigo y empresario Pedro Campos. Lleva dos años
sin ver a su hijo y a su nuera, a su todavía mujer y a la mayoría de sus
nietos, pero cuando aterriza un viernes de mayo de 2022 a bordo de un avión
privado en Vigo, tras un viaje seguido en tiempo real por todas las
televisiones del país, se dirige directamente a Sanxenxo, donde, sentado en el
asiento del copiloto del todoterreno de Campos, la boutade que
resumirá su reinado: "Explicaciones,
¿de qué?". No viajará a Madrid hasta el siguiente lunes, cuando se
reúne en La Zarzuela con su heredero en un acto privado, del que la Casa Real
no facilita imágenes ni información ni, por supuesto, valoración alguna. La
prensa recoge que Juan Carlos les ha advertido de su intención de volver ese
mismo verano. Desde entonces, convierte en hábito sus retornos periódicos, ante
el mutismo de su hijo.
Letizia, Sofía y Froilán
En septiembre de 2022, sólo tres meses después de su primer regreso a
España, Juan Carlos asiste en Londres al funeral por la reina de Inglaterra,
Isabel II. Viaja sólo desde Abu Dabi. Durante las exequias, según muestra la
retransmisión por televisión, el rey Felipe VI, la reina Letizia Ortiz y
la reina emérita, Sofía de Grecia, aparentan indiferencia ante su
proximidad que, según algunos cronistas, intentan evitar discretamente ante las
cámaras. Un año después, en el otoño de 2023, un tribunal de Londres archiva la
demanda por acoso que le había presentado su examante Corinna Larsen. El
exmonarca envía un comunicado insinuando que eso le da vía libre para volver a
su vida normal pues, a su juicio, se habrían restablecido "las condiciones
necesarias para futuras apariciones públicas". La prensa española recoge
la supuesta alarma de la Corona ante la posibilidad de que éstas se incrementen
y que el exrey pueda hacer declaraciones inapropiadas. Desde hace unos meses,
su nieto Froilán de Marichalar vive con él en Abu Dabi.
Demanda contra Revilla
En abril de 2025, Juan Carlos de Borbón presenta una demanda civil en un
juzgado de Santander contra el expresidente cántabro Miguel Ángel Revilla,
antiguo amigo y quien ha manifestado en público en varias ocasiones su disgusto
personal por el comportamiento corrupto del exjefe del Estado, que ahora le
pide 50.000 euros y una rectificación por supuesta difamación. En las tertulias
de radio y tele trasciende la opinión del entorno de Felipe VI, que teme el
daño que puede hacer de nuevo a la Corona el ataque a la figura de Revilla, un
expolítico con una elevada valoración pública, apreciado y bien considerado en
los medios, especialmente los audiovisuales, y con un alto grado de
identificación con el ciudadano medio español.
Memorias en francés
A finales de octubre pasado, cuando la Casa Real se prepara para
celebrar la reinstauración de la monarquía y el inicio de la transición a
la democracia con varios actos oficiales a los que no se prevé
invitarle, Juan Carlos anuncia en un par de entrevistas, concedidas a medios
galos desde su villa de lujo en Abu Dabi, que va a sacar sus memorias en
francés con una editorial de ese país, primero, antes de hacerlo en
España y en español. De sus declaraciones y del contenido que trasciende de su
biografía autorizada se deduce un nuevo disgusto para su familia: críticas
a la supuesta frialdad de su hijo y a la de la reina Letizia; justificación
banal de sus escándalos; ni una palabra de arrepentimiento ni de aclaración
sobre sus fraudes y prácticas corruptas... Pero sí alabanzas a Francisco,
justo cuando medio país conmemora la muerte del tirano rememorando sus crímenes
durante la guerra y la dictadura.
El vídeo
Ahora, el vídeo que Zarzuela ha considerado inadecuado es una
grabación que aparenta más rudimentaria que profesional en el que el
rey se reivindica ante los jóvenes –"Sobre todo para los que no conocéis
la historia de España", detalla– como adalid de la transición, y en la que
pide apoyo para su hijo. El video ha registrado miles de reproducciones en
Youtube desde que lo colgó el pasado lunes, pero aún está muy lejos de las más
de 1,2 millones de visualizaciones de su hit más exitoso: aquel otro vídeo en
el que se le ve abroncando al presidente de otro país a quien, por lo que
parece, consideraba un bocazas: "¿Por qué no te callas?"
PÚBLICO DdA, XXI/6186

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