El ciclista palestino del que escribe mi estimado Juanmaría tenía 21 años. Iba a competir en representación de Palestina los Juegos de Asia en 2018, no en ninguna competición deportiva europea. Para eso se entrenaba cada día en la Franja de Gaza. Una bala israelí no acabó con su vida, pero sí frustró su sueño. Tuvieron que amputarle una pierna. De seguro que Alaa al Dali es buen seguidor de las grandes competiciones ciclistas internacionales, pero pienso que si pudo ver la etapas de La Vuelta a España este año, esta vez pospuso su interés por el deporte a la gratitud por la solidaridad con su pueblo. En el supuesto de que no haya sido una víctima más de la masacre israelí.
Ni soy deportista ni ferviente aficionado a ningún deporte, mas como veo, escucho y leo que algunos, no todos, pedalistas y aficionados al ciclismo andan alborotados con las muchas protestas ciudadanas contra la participación del equipo israelí en la Vuelta a España que han deslucido tan sacro y puro evento deportivo capaz de mantenerse ajeno al genocidio que se perpetra en Gaza, les hablaré de un ciclista al que sobrevinieron paraciclista.
Supe de él, podría decir, de milagro, pues fue a través de (ahórrense coñas los amigos o adversos, creyentes o incrédulos) Vatican News, en abril de este año. Se trata de Alaa al Dali, un ciclista profesional que iba a representar a Palestina en los XVIII Juegos Asiáticos o “Yakarta-Palembang 2018”. Mas la mala suerte, que de aquella también estaba en manos de Netanyahu, quiso que, en mayo del mismo año, un francotirador israelí le alcanzó en la pierna con una bala diseñada para causar el máximo daño y le destrozase la pierna derecha que hubo de ser amputada, como amputado fue su sueño de competir en Yakarta. Pero no se rindió. Junto a su compañero ciclista Karim Ali y otras 18 personas, fundó un equipo de paraciclismo: los Gaza Sunbirds, que no sólo entrena, sino que distribuye ayuda a la población local de su entorno gazatí. Alaa competirá este año en varios eventos internacionales de paraciclismo y cada una de sus pedaladas sí será una señal de denuncia del genocidio y esperanza para los que aún lo sufren en Gaza. Ya ven, también entre las deportivas pedaladas se puede encontrar ética y solidaridad y no sólo interés pecuniario o crematístico, mientras se sabe que uno comparte carrera con quien simboliza el genocidio, el asesinato de hombres, mujeres y niños.
Son las 10:30 horas del martes en que escribo y leo que “la Comisión Internacional Independiente de Investigación de Naciones Unidas ha concluido que “Israel ha cometido (está cometiendo) genocidio en Gaza desde el 7 de octubre de 2023”. Me preguntó que habrá que escuchar de las bífidas, diestra y destrísimas lenguas patrias. ¿Afirmarán como los genocidas del gobierno israelí de Benjamín Netanyahu que los miembros de tal comisión también son “representantes de Hamás”, que dicho informe está distorsionado y es falso? Desvergüenza no les falta, si fuera preciso negarían la tiniebla en la noche, la luz en el día; se sabe de su alta aplicación en la infamia, cómo en ella se refocilan. De histórica herencia u origen les vienen usos, modos y maneras. ¡Rémoras! ¡Ay la caverna!
NUEVA CRONICA DdA, XXI/6105
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