Félix Población
Ardía -sigue ardiendo- buena parte de la provincia leonesa, esa que junto a las de Zamora y Salamanca los burócratas han soldado contra natura y contra la historia en eso que se dio en llamar la comunidad de Castilla y León, cuando un nuevo foco de incendio se produjo en las inmediaciones de la localidad de Aviados, en la comarca del alto Curueño, el río del olvido del escritor Julio Llamazares y una de las orillas ciclistas con la que suelo disfrutar cada verano. Fue un rayo, originado por la tormenta que afectó a la zona, el que hizo prender las llamas en la Peña Galicia, cuando la situación de emergencia que se daba en el área provincial limítrofe con Zamora tenía al insuficiente operativo desbordado (un despilfarro su mantenimiento, según el consejero del que depende). El vecindario, una vez comprobado mediante la correspondiente comunicación a los servicios de emergencia, que no había medios suficientes para atender a su requerimiento, organizó urgentemente lo que en aquella tierra se llama hacendera, mediante la cual se juntó a una veintena de personas del pueblo que ascendieron hasta donde se encontraba el foco de la llamas para defender su tierra y la de sus mayores, aquella que viene sufriendo desde hace demasiado tiempo la despoblación a la que conduce la falta de atención a sus necesidades. Allí no ocurrió como en otros pueblos de la provincia, donde el fuego consumió las viejas casas familiares, como en Palacios de Jamuz, en la comarca de Tierra de La Bañeza, reducido a escombros. Cada vecino, con las herramientas elementales que tenían en sus casas, se pusieron a la faena evitando que las llamas progresaran y pusieran en peligro el entorno y su pueblo, dependiente del municipio de Valdepiélago, a 32 kilómetros de la capital de provincia, en la Montaña Central Leonesa. De las dos acepciones que tiene el participio de verbo aviar (prevenir o disponer algo para el camino), aviado es la que expresa la acción de tomar impulso en una dirección determinada. En este caso ha sido la de la diligencia y la solidaridad de un vecindario unido frente al vendaval de fuego que están viviendo las provincias de León y Zamora (ésta por segunda vez en tres años). Quisiéramos a gente así en todos los gobiernos.
Léase@también: Otro pueblo que se salvó del fuego a toque de campanas del concejo
DdA, XXI/6073
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