Félix Maraña
Los obispos y Torrente
El arzobispo de Oviedo,
facha curtido y curado,
no habla sin dar bocado,
pues dice que con su credo
no hay que abrazar al morito.
Y pone en el cielo el grito
y amonesta al obispado
porque en su comunicado
salva al migrante proscrito.
Se suma a mosén Munilla,
otro obispo reaccionario
que se asoma en su diario
predicar con su cuadrilla,
desde su solemne silla,
proclamando la verdad
única en la cristiandad,
única por española.
El asunto traerá cola
y más españolidad.
Luego vendrá otro Torrente,
fascista y muy navajero,
machista como el primero,
al que aplaude mucha gente.
Con VOX lleva la corriente
reaccionaria y maldita,
y Segura, el sonrisita,
agrandará la taquilla.
El intocable maquilla
y la extrema dinamita.
La sátira y el humor,
con algo de inteligencia
debe escuchar la conciencia,
el grito amargo, el clamor,
y no aplicar desamor
en un mundo dolorido,
desolado y corrompido
por la exclusión y la trampa.
Para que esto no sea el hampa
hay que evitar otro Egido.
Este obispo y su canalla,
reza a su dios y predica
una verdad que repica,
pero es una antigualla.
Así la derecha calla
y se siente bendecida.
Este obispo es una herida
en la conciencia del mundo.
Es un tufo nauseabundo
que huele a fruta podrida.
¿Qué dice el papa de Roma,
que habla bien castellano,
que no se pronuncia en vano,
que reza pero no asoma?
No pone punto ni coma,
ni dice esta boca es mía.
Debe decir si confía
en la iglesia episcopal,
o piensa como Abascal,
en Murcia como Almería.
DdA, XXI/6072
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