José Ignacio Fernández del Castro
«Un pisapapeles de Clichy, esa calidad debe valer al menos cinco mil dólares… Sin embargo, nunca vendería La Rosa Blanca de Clichy, y menos ahora que soy un pobre diablo que anda de culo, ya que, al fin, lo valoro como un amuleto bendecido por algo así como un santo, y hay al menos dos ocasiones en que una persona no sacrifica un amuleto: cuando no tiene nada y cuando lo tiene todo; ambas son un abismo.» Truman Streckfus Persons, Truman CAPOTE desde que fuera adoptado por el cubano Joe García Capote (Nueva Orleans, Luisiana,
Estados Unidos, 30 de septiembre de 1924 – Los Ángeles, California, 25 de agosto de 1984): “Monstruos perfectos” en Answered Prayers(1987, publicación póstuma).
Hoy, aquí y ahora, unos pocos son cada vez más ricos y una gran mayoría es más pobre a cada instante... Los primeros sacan buen partido hasta de las dichosas crisis (y, si no son capaces de sacarlo por sí mismos, ya se encargan sus testaferros políticos de “cubrirles bien las espaldas” para hacer que sigan “con el riñón bien cubierto”); las personas que, sin voluntad manifiesta, integran el segundo colectivo van viendo como sus derechos son diezmados, “por su bien”, por quienes dicen representarlos.
En fin, los gobiernos salvan bancos mientras hunden personas, los jueces condenan a quienes persiguen corrupciones y genocidios para regocijo de los corruptos y de quienes hacen gala de la herencia intelectual de los genocidas (o lo reproducen sin recato)... Y es que, dando vigencia al viejo tango, el siglo veintiuno sigue siendo un cambalache problemático y febril.
Confiemos, pese a todo, en la clarividencia e impulso transformador de quienes lo tienen todo (no tanto por posesión como por control sobre las sensaciones de necesidad de nada) o no tienen nada (o, al menos, se sienten personas desposeídas de todo)... Seres que, ricos o pobres diablos, monstruos perfectos en este este mundo en el que quien no siente la compulsión irrefrenable de consumir lo que no necesita se convierte en un excedente humano, andarán muy lejos de la tentación de vender sus sagrados amuletos constituidos en jalones vitales ajenos al consumo que nos consume… O sea, de venderse a sí mismos... Porque ya estarán perdidos en su propio abismo. Acaso gozoso.
DdA, XXI/6.032
No hay comentarios:
Publicar un comentario