jueves, 8 de mayo de 2025

CAMPILLO DE LAS RANAS HACE DE LA CULTURA UNA FUENTE Y UNA FIESTA


Valentín Martín

En junio se apagan las farolas y se encienden los grillos. Y la vida. Dejamos atrás las oscuridades sedentarias y salimos de las catacumbas invernales, paramos la lluvia definitiva y nos volvemos locuaces los alegremente apátridas. Somos mozos. Y hasta que puede que con ganas de más pelea.
Nos echamos a los caminos donde volver es ya una costumbre. Y en ese solearse te encuentras a los de antes, a los de siempre, a los más necesarios, a los que se apalabran contigo sin necesidad de pronunciarse. Como Fernando Barbero con quien llevo años bebiendo el mismo vino.
A mí me dice Fernando Barbero que vuelva en el tren que me llevó lejos y me tire por la Peña Celestina y me tiro, no porque abajo me espere la chica del abrigo rojo y juntos hagamos de la nostalgia y del olvido una manera de quitarnos años y errores, sino porque yo le tengo fe a Fernando Barbero que vive siempre hacia
afuera donde todos necesitan su mano.
En junio volverá el hombre que nunca conoció el olvido. Ese hombre habitando la vieja gabardina del gran actor Ricardo Galán lleno de peonzas y manzanas para compartir con niños y viajeros. Se encenderá de luz y verde la Torre del Aire en el universo serrano de Campillo de Ranas, donde Guadalajara se hace más ancha.
Es la hora asombrosa de los pueblos, la gente con sus cuerpos nuevos, un año más vuelven los motivos.
Torre del Aire estará este año con un amigo al lado. Luis Pastor cambia su serranía cacereña por esta donde su música despertará lechuzas y fervores, atizará aún más la noche del encanto, cantará y recitará muy bonito.
¿Y a mí que me parece que el hombre de Torre del Aire y el cantor de Berzocana se conocen? Qué gusto compartir la misma sierra, el mismo pueblo chiquito que ha hecho de la cultura una fuente y una fiesta.

DdA, XXI/5.981

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