Félix Población
Aunque el día no se presentó muy apetecible para acudir al desfile conmemorativo del quinto aniversario de la proclamación de la Segunda República, porque la jornada amaneció lluviosa, se juntó mucha gente en el Paseo de la Castellana a las once de la mañana, hora en la que estaba previsto el comienzo y a la que llegó a la presidencia del acto, frente a la calle de Ayala, el Presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora. El Jefe del Estado, que iba acompañado del Ministro de Defensa, general Masquelet, fue saludado por Manuel Azaña, jefe del gobierno, y los ministros.
En el momento en que se puso en marcha el desfile, la cinta de una traca fue lanzada contra la presidencia, no llegando a caer sobre esta sino a los pies de los caballos del escuadrón de la escolta presidencial -leemos en la crónica del diario Ahora-, provocando la lógica alarma. A continuación fue detenido un individuo en estado de embriaguez, que por esta causa no tuvo fuerza para que la cinta alcanzase a la autoridades. Conducido a la Dirección General de Seguridad y después a la Casa de Socorro, fue identificado como Isidoro Ojeda Estefanía, de 42 años y vecino de Canillas, y al parecer se le había emborrachado para que procediera así.
Restablecida la calma, no tardaría en producirse un nuevo incidente a la altura de la Plaza de Colón, frente al edificio de la Presidencia del Consejo, en esta ocasión con una víctima mortal y tres heridos, como resultado de varios disparos que se produjeron entre el público asistente y que originaron a su vez una serie de enfrentamientos entre los espectadores por disparidades ideológicas.
Aunque no faltaron los conflictos anteriores al levantamiento del verano de 1936 durante el periodo republicano, iniciados al poco de proclamarse pacíficamente el nuevo régimen -basta recordar el intento de golpe militar del general Sanjurjo en 1932-, el de esa cinta de traca lanzada contra la tribuna presidencial por un beodo -tal como lo califica el redactor de Ahora-, tiene la particularidad de parecer una broma para asustar al Jefe del Estado y al gobierno republicano, llevada adelante por alguien a quien posiblemente se le emborrachó para tal fin.
Sin embargo, el hecho de que ese mismo día hubiera disparos que causaron una muerte entre los espectadores del mismo desfile y de que tres meses después el país empezara a ser el escenario de una guerra cruel, con centenares de miles de víctimas mortales, da a esa cinta de traca otro carácter que el meramente anecdótico, aunque haya la incidencia haya quedado perdida en la crónica periodística del último desfile en paz conmemorativo de la proclamación de la Segunda República.
No hace falta decir cómo podría haber acabado el infeliz y circunstancial beodo que, siguiendo el ejemplo de Isidoro Ojeda Estefanía, hubiese osado "atentar" mediante el mismo procedimiento contra la autoridad del dictador en similar escenario, con motivo del primer desfile de la victoria del general Franco, celebrado el 19 de mayo de 1939.
DdA, XXI/5.959
1 comentario:
Parece ser que ese borrachín también estaba afiliado a Falange. Así que supongo que le tomarían la matrícula y sería de los primeros detenidos, al empezar la guerra.
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