Lazarillo
Cuando el que fuera presidente de la Real Academia de la Lengua, Fernando Lázaro Carreter, prologó los inolvidables bandos de su buen amigo Enrique Tierno Galván, dijo que no se entendería el sentido de las premáticas del viejo profesor si no se comprende lo que aún perdura de la Ilustración en nuestro Alcalde: de fe en la bondad natural del hombre, de seguridad en el poder domador de la cultura, de certeza en que un pueblo limpio y nutrido y enseñado, será por fuerza un pueblo bueno. De que el palo y tente tieso del Antiguo Régimen, ha de trocarse en pan, jabón y libro. Gobernado todo, claro es, por la omnipotente razón. Pero tampoco se entenderán estos textos si se desconocen la acuidad volteriana de Tierno, su realismo escéptico y su afilado sentido del humor, que equilibran aquellas convicciones, y las atemperan.
Son las anteriores palabras de otro tiempo, aquel que media entre los años 1979 y 1985, etapa durante la cual la ciudad de Madrid tuvo por alcalde al profesor Tierno, que además de por sus bandos y por su activa gestión en pro de la cultura en el Ayuntamiento de la capital de España, será siempre recordado por haber conseguido el día de su entierro, en enero de 1986, la más multitudinaria manifestación de pesar que ninguna otra personalidad política pueda quizá nunca lograr en las calles madrileñas, sobre todo si se tiene en cuenta el desprestigio creciente que han venido ganándose los representantes de la ciudadanía desde que la corrupción mancha no pocas ejecutorias.
No se resiste este Lazarillo a insertar aquí uno de los bandos de don Enrique, con ocasión del Día del Árbol de 1984, para comprobar fehacientemente el contraste que media entre la zafia y desvergonzada ignorancia de la vigente alcaldesa, Ana Botella de Aznar -a quien el exalcalde Ruiz Gallardón prestó su puesto para dar el brinco a la alta política de Estado-, y la rica capacidad de expresión y enjundia humanística de los bandos de su predecesor, celebrados en su día por todas las generaciones de madrileños.
Se podría pensar, comparando lo que se escucha en el vídeo que acompaña este post con lo que se puede leer a continuación, que la distancia que media entre la figura de Tierno Galván y la de Ana Botella equivale a la degeneración que ha sufrido la personalidad cultural de los gestores públicos en general en los últimos treinta años, pero por no pecar de extremistas vamos a dejarlo solo en lo que va de un alcalde ilustrado a una alcaldesa necia, muy necia, cuyo mayor mérito para estar donde está reside en su calidad de consorte.
Dijo Tierno:
"Sentencia fue y parecer de aquel grande filósofo Platón que no nació el hombre para sí solo, también fue criado para el uso y utilidad de su patria y amigos. Y todos los que piensan confirman esto, afirmando que los hombres por causa de los mismos hombres fueron formados y engendrados y que nacieron obligados a se ayudar y aprovechar los unos a los otros. Pues si los filósofos muy antiguos y de los primeros tiempos por sólo la lumbre de la razón,
sin haber gran experiencia, nos muestran esto, ¡qué diríamos ahora que durante siglos hemos experimentado las ventajas de la humana ayuda y compañía y las desventajas de la enemistad y el rencor, que ocultan y destruyen los dulcísimos bienes del progreso!
Y digo a este propósito que tenemos los Regidores de las ciudades la obligación de comunicar y hacer partícipes a nuestros naturales y vecinos de las claras y honestas ideas que para mejor vivir en común sirven. Por lo cual, aprovechando la ocasión de acercarse, como al cabo diremos, el Día que llamamos del Árbol, solícitamente esta Alcaldía invita a convecinos y transeúntes a que al
común bien ayuden, pues pueden hacerlo, sin mayor esfuerzo, aplicándose con grandes ánimos a que la ciudad y la naturaleza sean amigas y no enemigas, próximas y no ajenas. Común idea, que algunos desconocen y muchos no practican, con perniciosas consecuencias, para el bienestar de todos cuantos en esta Capital y Villa moran.
Así ocurre que hay vecinos, de muy diversa edad, condición, oficio y sexo, que han dado en hollar los prados y pradillos que con suma diligencia procura este Ayuntamiento mantenerlos en perenne verdor, para hechizo de los ojos, regalo del ánimo y suave y atrayente adorno de nuestra ilustre Villa, Ciudad y Corte. Otros hay, por fortuna pocos y sin duda extravagantes, que utilizan las añosas hayas, los corpulentos olmos, y los viejos y fuertes pinos para que oculten cómo desaguan sus corporales humores, a veces líquidos, a veces sólidos,
con daño para los jardines, peligro para la honestidad y mal ejemplo para los infantes que en los públicos lugares gozan de la libertad y juegos de la inocente puericia.
Con menos culpa, pero igual o mayor perjuicio, abundan los canes que con permiso, y en ocasiones en acicate de sus dueños, el mismo y natural desprendimiento que hemos dicho en los verdes prados hacen, ocasionando infinitas molestias, por el descuido y empinamiento de sus amos, a los habitantes de esta Coronada Villa.
Si todas las faltas que dicho se han censura merecen, mayor y más acerba ha de ser la que caiga sobre aquellos que a los plácidos e inofensivos patos, que al renovado Manzanares sirven de gratísimo adorno, apedrean sin escrúpulo, apostando entre sí almuerzo y cena a favor de aquél que con el guijarro acierte y a alguno mate. Son por dicha maestros aprendices de ánades tan naturalmente avispados y sagaces que no hay trampa que los sorprenda ni pedrada que los
desmaye. Pero, aun así, ordénase a los que tales desafueros cometen que respeten río, peces, patos y aves, pues Manzanares nuestro es y por la inexcusable diligencia de todos se hace.
Por último, por cabo y fin de este Bando, se convoca a los vecinos de este honrado Concejo para que el día 16 del cercano mes de diciembre celebren la Fiesta del Árbol, por lo que se suplica concurran a plantar los que el Ayuntamiento regale o los que de su propia voluntad los vecinos obsequien, con participación de todos, en especial de los niños, que aquí dicen chavales, con el propósito de que colaboren en bien de su ciudad y aprendan a querer y velar por la tan cruelmente perseguida pródiga naturaleza".
Madrid, 16 de diciembre de 1984
+@A fin de evitar el pesimismo que podría desprenderse del artículo, no se pierdan Reiniciar España, el último programa de Jordi Évole, en donde se habla de aurea mediocritas de la política y otros asuntos referentes al bien común."Esta no es una crisis política, es una crisis moral", afirma un expolítico fundador del Partido Popular. Un ejemplo de transparencia y buena gestión en el Ayuntamiento madrileño de Torrelodones.
FIN DE CICLO: O CONSTITUIMOS O NOS CONSTITUYEN
El Régimen de la Transición comenzó a mostrar signos de colapso político antes de la crisis económica. De entre los problemas que la Transición había aplazado y se mostraba incapaz de digerir uno tenía una carga simbólica y democrática demoledora: 35 años después de la muerte de Franco el régimen se mostraba incapaz de adoptar una memoria democrática. Tanto la insuficiente ley de memoria histórica del PSOE como el blindaje judicial de la inpunidad de los crímenes del franquismo abrieron una crisis de legitimidad histórica en la Transición cuya relevancia probablemente sea aún difícil de evaluar.+@Hector Martínez Abarca
El Régimen de la Transición comenzó a mostrar signos de colapso político antes de la crisis económica. De entre los problemas que la Transición había aplazado y se mostraba incapaz de digerir uno tenía una carga simbólica y democrática demoledora: 35 años después de la muerte de Franco el régimen se mostraba incapaz de adoptar una memoria democrática. Tanto la insuficiente ley de memoria histórica del PSOE como el blindaje judicial de la inpunidad de los crímenes del franquismo abrieron una crisis de legitimidad histórica en la Transición cuya relevancia probablemente sea aún difícil de evaluar.+@Hector Martínez Abarca
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