lunes, 2 de julio de 2018

UNA FOTO DE KAUTELA: MUJERES FELICES "AL PASO ALEGRE DE LA PAZ"*


Félix Población

Posiblemente, en el dilatado y plural archivo fotográfico de la llamada Guerra Civil, haya muy pocas imágenes  de contenido cívico-militar tan llamativas como esta, por la relevancia que le da su jubiloso protagonismo femenino. Fue tomada al día siguiente de la ocupación de Barcelona por las tropas golpistas.

Muy pronto se cumplirán ochenta años de esa jornada (26 de enero de 1939), que Francisco Martínez Gascón (Kautela), el fotógrafo que acompañó al general felón Yagüe, realizó en la calzada central del Paseo de Grácia. Una selección de la obra de Kautela ha sido publicada recientemente por la Instititución Fernando el Católico y la Diputación de Zaragoza, en una magnífica edición de la que son autores Víctor Lahuerta y Cristina Martínez de Vega: Kautela. Un fotógrafo en la España Franquista (1928-1944)

En el libro podemos encontrar, entre otras, imágenes del conflicto  correspondientes  al frente de Teruel, la batalla del Ebro,  la entrada de Yagüe en Barcelona -dado que Kautela viajaba empotrado en el ejército del general) y su discurso en la Plaza de Cataluña. No faltan fotografías del primer desfile de la victoria en Madrid, el 19 de mayo de 1939.  Es de destacar, a juicio de Martínez de Vega, la especial afinidad del fotógrafo con el general conocido como "el carnicero de Badajoz", por la camaradería y complicidad que se aprecia entre ambos, ajena a los consabidos posados castrenses y las fotos oficiales. 

Concretamente, la imagen que ilustra este artículo corresponde a un grupo de mujeres barcelonesas, a las que por su elegante y cuidado vestuario se las supone pertenecientes a la alta burguesía local. Las acompañan tres militares franquistas y todos celebran con abiertas sonrisas, algunas con el brazo derecho en alto, posiblemente no solo la caída de la ciudad en poder de los golpistas sino el inminente desenlace favorable del conflicto. 

La fotografía está fechada un día después de la ocupación de Barcelona y, por más que esas jóvenes celebren la fecha, la dictadura que seguiría al paso alegre de la paz va a suponer para la mujer española un histórico y brutal retroceso en los derechos que como ciudadana había logrado por primera vez durante la segunda República. Ochenta años después, estamos ocupados todavía en recuperar no solo todo lo perdido en 1939 sino lo que se podría haber avanzado respecto a la mujer a partir del régimen del 14 de abril, si este no hubiera sido sangrientamente yugulado por una guerra sumamente cruel y una dictadura de casi cuarenta años. 

Esta fotografía de Kautela no llegó a ser publicada en El Heraldo de Aragón. Tampoco el archivo conjunto de este fotógrafo tuvo el brillante porvenir que Franco reservó a José Demaría Vázquez (Campúa), un profesional que viajó con el dictador durante la guerra y al que luego haría su fotógrafo personal, encargado en exclusiva de sus instantáneas deportivas, ya fuera pescando salmones en los ríos de Asturias o atunes en altamar. 

Muy distinto fue  el caso de Kautela, cuyo archivo acabó en varias maletas, custodiadas durante los últimos catorce años por la coautora del libro y nieta del fotógrafo. Esa obra fue fruto del trabajo de Francisco Martínez Gascón (Zaragoza, 1904-1983) en el citado periódico aragonés, al que se incorporó en 1926. Según Cristina Martínez de Vega, entre 1944 y 1945 tuvo problemas para renovar su carné de prensa e incluso, sin que sepa por qué, pasó un tiempo en la cárcel. Martínez Gascón había realizado en sus inicios como profesional un interesante reportaje sobre el juicio a los capitanes Galán y García Hernández, protagonistas de la sublevación de Jaca, el fallido pronunciamiento republicano contra la monarquía de Alfonso XIII que tuvo lugar en diciembre de 1930.

Cuando murió la esposa de Kautela en 2004, Cristina Martínez de Vega se encontró en el piso donde residía el matrimonio con varias maletas, bolsos, cajas de cartón y metal de donde ha seleccionado el material fotográfico que ahora ha revelado al público con su libro. Sorprende y extraña que quien se movió libremente entre las tropas golpistas, haciendo su trabajo con diversos salvoconductos, no haya tenido oportunidad de exhibir su obra durante los casi cuarenta años de dictadura y hayan tenido que pasar otros cuarenta años de democracia para que al fin salga a la luz.

*Artículo publicado hoy también en El Salto.


DdA, XIV/3893

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