Félix Población
Una información que publica hoy el diario El Español señala
que tras el precipitado despido de Juan Luis Cebrián del diario El País como
presidente del mismo, del que fue su primer director desde la salida a
la calle del periódico en 1976, es
previsible la del periodista que ocupa la dirección del periódico, Antonio
Caño, que lo es desde el año 2014 con una ejecutoria en verdad pobre.
El cambio obedece a una previsible
variación en la línea ideológica del periódico hacia posiciones más de
izquierda, habida cuenta la notable caída experimentada por el rotativo en los
últimos años, con un desplome en su difusión del 32 por ciento y una caída en
ventas del 36.
Aunque las informaciones confirmadas por El Español indican que las razones de la
salida de Caño son meramente profesionales y tienen que ver con la gestión que ha realizado en los últimos
años, un periodo en el que además se ha puesto en contra a prácticamente toda
la redacción del diario, la misma información añade que en esta decisión de
sustituir a Caño ha influido el objetivo de Prisa, la empresa editora, de dar
un giro a la izquierda de todos sus medios, con el propósito de recuperar sus lectores
y audiencia histórica.
Llama la atención que el apuntado descenso en difusión y
ventas del diario, desde que Caño fue nombrado director hace cuatro años, no
haya comportado una sustitución en la dirección hasta el despido de Cebrián,
habida cuenta que también el rotativo perdió su primer puesto en difusión de la edición digital, que ahora ocupa el
diario El Mundo.
Ha sido necesario que se le retirara a Cebrián todos sus
poderes, tanto en la sociedad editora del periódico como en el consejo
editorial de Prisa, para intentar, a través de la composición de un nuevo
equilibrio accionarial en el consejo y la configuración por parte de Manuel
Mirat de un nuevo equipo directivo, que la
compañía vuelva a sus orígenes.
Se me antoja un poco tarde. Sobre todo porque, mientra El País se derechizaba hasta extremos que lo han llegado a confundir con la prensa más conservadora, nuevos diarios digitales se han situado en posiciones más concordes y sobre todo más coherentes con un periodismo progresista, sin el cual posiblemente no hubiéramos tenido buena parte de las exclusivas en materia de corrupción que esos medios han publicado en los últimos años. El periodismo, como el pensamiento -que cantaba Aute- no puede tormar asiento, ni acomodarse al poder.
DdA, XIV/3834
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