Quienes en los últimos años hemos tenido necesidad de ser ingresados en un hospital público, hemos tenido oportunidad de comprobar hasta qué punto y grado de diligencia la mayoria de sus trabajadores -médicos, enfermeros, celadores- hacen frente a los recortees (8.000 millones de euros) que vienen sufriendo esos servicios en medio de las muchas situaciones de estrés que han de soportar. Alguien debería contar lo que estos funcionarios están viviendo y conocen sobradamente muchos de los ciudadanos que han tenido necesidad de ser atendidos en nuestros hospitales. La noticia, por eso, que hoy comenta brevemente mi amigo Goti es digna del mayor resalte, y a la espera de que cunda el ejemplo, con el de Alzira como cabeza del mismo en eficacia medica y administrativa.
Goti del Sol
Es una excelente noticia la vuelta del Hospital de Alzira a la gestión
pública. En el año 1.999, el Partido Popular presentó a este hospital,
de titularidad pública pero con una gestión privada, como el futuro de
la sanidad, el no va más de la eficiencia y la calidad. Algunos
agoreros, rojos y anticuados, anunciamos que esto era una privatización
que no iba a mejorar la cuestión asistencial, que supondría una
regresión importante en las condiciones de trabajo y un despilfarro
económico. Los años nos han dado la razón punto por punto y el buque
insignia de un modelo privatizador ha encallado. También es un ejemplo
de cómo decisiones políticas contrarias a las necesidades de la
ciudadanía, realizadas para privilegiar a negociantes generalmente
vinculados con quienes ostenten la capacidad de decidir, pueden ser
revertidas. Es el camino a seguir en otros sectores.
DdA, XIV/3809
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