miércoles, 18 de abril de 2018

CUANDO EN ALEPO SUENA BEETHOVEN Y LA BARBARIE SIGUE


Félix Población

Se deberían premiar estas imágenes más que las del horror y espanto que está viviendo Siria desde hace ya siete años. Antes que las de los niños muertos, que movieron el poeta Vicente Aleixandre a conmover a España con un olvidado poema escrito durante los bombardeos sobre Madrid de la aviación nazi (Oda a los niños de Madrid muertos por la metralla), son preferibles para levantar el ánimo fotografías como esta de Joseph Eid que  fortalecen la confianza en lo mejor del ser humano.

Son seres humanos, sin embargo, a la cabeza de los imperios de la codicia y la conquista global y depredadora, los responsables de tanta masacre: Siria, cientos de miles de muertos, millones de refugiados, un episodio más de destrucción  masiva en la más negra historia de la humanidad contra sí misma, de la que Europa -que debería recordar la suya- es testigo y cómplice. [Ayer el jefe del Estado Mayor de la Defensa de España se quejó de que no se invirtiera más en cañones,  554 millones de euros más que el año anterior].

El pasado 15 de marzo se cumplirán 7 años desde el inicio de la guerra en aquel país que no deja de ser noticia por la pesadilla que sufre. Las consecuencias  están siendo devastadoras para la población civil: más de 300.000 muertos, la mitad de sus habitantes se ha visto obligada a huir de sus hogares, 13,1 millones de personas necesitan ayuda para sobrevivir, 6,5 millones no tienen qué comer y el 50% de las instalaciones de salud están fuera de servicio o seriamente dañadas.

A pesar de todo, alguien que está sentado en su hogar destrozado, rodeado de un escenario en ruinas, fuma una pipa y escucha música en el viejo tocadiscos, acaso lo único que le queda en uso de su entorno familiar. ¿Sonará La Novena de Beethoven, cuya melodía fue elegida por la Dictadura de los Mercaderes para ser himno y símbolo glorioso de la Unión Europea? 

Vaya para los potentados culpables de que ese país sea arrasado día tras día la más contundente maldición del poeta Schiller y el compositor Ludwig, con la de todos aquellos que abrazan a ese oyente melómano de Aleppo, capital un día de la cultura islámica. Puede que ese fumador solitario esté leyendo en su interior aquellos versos del poeta sirio Ali Ahmad Said (Adonis):


CELEBRACIÓN DE BEIRUT, 1982.  

El tiempo avanza

apoyado en un bastón de huesos de muertos.

El filo del insomnio

corta el cuello de la noche.


El sol parece decir a su claridad:

deslumbra mis ojos

para no ver.

El día teme al día,

la noche se oculta de la noche,

el sol se frota los ojos y suspira:

no puede creer lo que ve.


Gracias

al polvo que se mezcla con el humo

de los incendios y lo mitiga,

al intervalo entre bomba y bomba,

a las baldosas que no cesan

de sostener mis pasos.

Gracias a la roca que enseña paciencia.


Experimento la borrachera de las explosiones,

la embriaguez del ruido,

y disparo mi rostro

por el espacio de las probabilidades.


La luz se extinguió.

Encenderé el astro de mis sueños.


Tómame, amor

y abrázame.

Leer aquí: La verdadera historia de Mohammed


DdA, XIV/3823

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