Lazarillo
Si Alejandro Sawa personifica la bohemia española de finales del siglo XIX, como bien comprendió Ramón del Valle Inclán en sus Luces de bohemia, nadie mejor que Pedro Luis de Gálvez (Málaga, 1882-Madrid, 1940) para representar la bohemia literaria del primer tercio de la siguiente centuria, que fue quizás su periodo más brillante, coincidente también con su «canto de cisne». Si hubiera que elegir un único libro que resumiese la época y la literatura de nuestra bohemia sería sin duda El sable. Arte y modos de sablear (1925), libro mítico donde los haya, gracias a su interés y a su rareza, ahora al fin reeditado. Gálvez fue no sólo un bohemio con una vida tremendamente dramática y pintoresca, llena de sucesos y anécdotas memorables, fue también un excelente escritor, mucho menos recordado de lo que se merece. José Esteban, uno de los que mejor conocen nuestra literatura contemporánea y autor de un ya imprescindible Diccionario de la bohemia del que en este DdA se dio cuenta hace unos meses, traza en el prólogo de este libro una jugosa y sabrosísima semblanza de Pedro Luis de Gálvez que hace justicia al personaje. Es de recordar que este escritor y poeta murió -otro más- ante un pelotón de ejecución franquista en la cárcel de Porlier de Madrid el 20 de abril de 1940. Existe una edición de sus Poesías completas, publicada en Granada en 1996, en la que creo fuguran sus Sonetos de la guerra, que se dieron a conocer por primera vez en el periódico anarcosindicalista Nosotros en 1938:
DdA, XIV/3764
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