Félix Población
Décadas después de sus refriegas radiofónicas, que incentivaron las audiencias de sus respectivos programas deportivos nocturnos,
Évole reunió en La Sexta a José María García y José Ramón de la Morena para
morbo del respetable. El producto del encuentro no tuvo mayor relevancia por parte de ambos que la
de definir aquellas disputas, en la que se dijeron de todo, como una
soplapollez, y tener de Supergarcía un retrato tan fidedigno como el que
ofreció Pedro Delgado, cuya sinceridad es digna de resaltar. El breve diálogo
entre los dos periodistas deportivos no habría tenido más trascendencia si
Jordi Évole no hubiera logrado poner al teléfono al mismísimo rey emérito,
devoto de García, sobre el que dio su convencional y laudatoria opinión, sin
permitirse responder a lo que hace un rey emérito un miércoles por la mañana o
a la exclusiva que hubiera publicado Supergarcía de contar con la noticia de su
accidentada expedición cinegética en Botsuana. En este punto, don Juan Carlos
de Borbón y Borbón dejó a Évole con la palabra en la boca, ganándose la admonición de García y de cuantos sin pleitesía juzgamos al monarca como un servidor público al que mantenemos a cuerpo de rey. Que nadie haya logrado en cuarenta años entrevistar en nuestro país al anterior Jefe del Estado con libertad para hacerlo sin protocolos coercitivos, tal como apetece Jordi Évole, es otra de las lacras de la monarquía vigente, heredera -también en esto- de la dictadura que la reinstauró.
DdA, XIV/3766
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