viernes, 6 de octubre de 2017

VIGENCIA DE LA REVOLUCIÓN RUSA


Félix Población

Podrá sorprender a muchos pero el artículo de portada que abre el número de octubre de El Viejo topo tiene indudable interés para otros muchos, sobre todo si son lectores de la revista: "Vigencia de la revolución rusa cien años después", titula Carlos Antonio Aguirre Rojas, y en seguida, en la introducción del texto, nos especifica la decisiva importancia que tuvo la primera década del movimiento revolucionario más trascendental del pasado siglo XX.

En esa década (1917-1927) se avanzó realmente hacia el socialismo. Luego, Stalin construyó un sistema híbrido en el que los aspectos revolucionarios se diluyeron en lo que el autor califica como potente capitalismo de Estado.

La experiencia histórica desplegada por el pueblo ruso en esa primera década sigue siendo hoy una cantera enorme de lecciones prácticas. La unión Soviética se convirtió entonces en un inmenso y excepcional laboratorio de experimentación social. La tesis del socialismo en un solo país no es de Lenin, según el articulista, sino que es una invención de Stalin para justificar el camino de la restauración capitalista. Para Aguirre Rojas, la teoría leninista de la revolución sigue siendo válida, sobre todo cuando reivindica la teoría marxista como base de granito para el análisis de la realidad.

Mientras Jorge Verstrynge se pregunta en el artículo siguiente de la citada publicación "¿Qué es lo que fabrica la radicalidad?", afirmando que el actual terrorismo islámico es una respuesta rabiosa al terrorismo de Estado internacional, Higinio Polo dedica  el suyo al análisis de la situación política y social en Thailandia, un país de maravillosos paisajes exóticos que está sometido a una feroz dictadura, con un algo grado de represión, prostitución y tráfico de drogas y seres humanos. Mientras Estados Unidos lleva a cabo desde hace dos décadas ejercicios militares conjuntos con las fuerzas armadas thailandesas, no deja de incrementarse cada año el sector de traficantes en personas. El control del gobierno para la circulación informativa en Internet se realiza a través de un auténtico programa de espionaje.

Quizá lo que más me ha interesado del número 357 de la revista sea el artículo que Mark Aguirre dedica a Mozambique, en este caso marcado por las políticas corruptas del gobierno del FRELIMO, que en el pasado se decía socialista. Mientras se gastan miles de millones de dólares al servicio de las grandes compañías para extraer y exportar los ricos recursos del país, la educación, la sanidad y las comunicaciones están sumidas en una alarmante precariedad: escuelas abandonadass, maestros mal pagados, niños sin comida suficiente. Mozambique –subraya el articulista- es un territorio herido por los corredores del saqueo.

Antonio Santamaría escribe acerca del debate Nin/Maurín sobre la cuestión nacional. Los criterios de los dos dirigentes del marxismo heterodoxo catalán pueden aportar puntos de vista valiosos sobre la cuestión  en unas circunstancias como las que ahora se dan en el movimiento independentista de Cataluña. Nin se mostró partidario de una federación ibérica y Maurín se inclinaba por una solución confederalista, similar a la postulada por Podemos.

Dos entrevistas se incluyen en este número de octubre de El Topo: la que le hice al hispanista alemán  Walther L. Bernecker a propósito de la obra olvidada y recientemente publicada “El incomparable drama histórico de España (1808-1939)”, del historiador socialista Antonio Ramos Oliveira (1907-1973), y la que Salvador López Arnal mantiene con el catedrático de la UNED y codirector de la Revista Iberoamericana de Argumentación Luis Vega, autor de “Logica para ciudadanos. Ensayos sobre lógica civil”.

DdA, XIV/3656

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