Patricia Esteban Erles
Húngaros que dejan sus zapatos en la estación para los emigrantes que llegan a Budapest.
Gente que piensa en los pasos de otros, que se para y se descalza por un desconocido. Seres humanos que saben que todos somos un camino más o menos largo, que es difícil andar descalzos sobre piedras.
Personas, nada más, que aprueban el examen que certifica que son personas.
DdA, XIV/3651
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