Tan insistente como ha sido el repuesto secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, en repetir aquello de que el PSOE es la verdadera izquierda -a fin de recuperar su liderazgo después del bochornoso espectáculo protagonizado por la comisión traidora-, debería sorprender a los observadores de la actualidad política que sobre la cita leonesa en la campa leonesa de Rodiezmo no se haya hecho este año ni una sola alusión. Era ahí donde, con la asistencia de miles de trabajadores, celebraraba el PSOE el inicio del curso político, con puños en alto y pañuelos rojos al cuello, y la permanente presencia durante muchos años de quien fuera secretario general del Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA), Fernández Villa, cuya figura sufrió un duro descalabro por los escándalos de corrupción en los que se vio implicado. Este Lazarillo se pregunta si bastó la caída en el más absoluto desprestigio de este personaje para que un partido y un sindicato históricos pasen por alto esa cita, tal como ya apuntó hace tres años mi estimado colega Joaquín del Río en el el diario Público. Me temo la que la elusión de tal convocatoria en el calendario del PSOE no es solo fruto de tan individual percance:
La campa de Rodiezmo,
en León, permanecerá vacía hoy -en el primer fin de semana de
septiembre- por primera vez en más de treinta años. El Sindicato de los
Obreros Mineros de Asturias (SOMA,
una federación de UGT que agrupa también a los trabajadores de las
industrias afines) dice que no la celebra porque los tiempos son de
crisis, pero todo el mundo se pregunta si la crisis es de la economía o
del sindicato.
Porque, después de décadas de férreo
liderazgo, su secretario general, José Ángel Fernández Villa, dimitió
hace meses y no se ha logrado pactar un sustituto, de modo que se ha
elegido una comisión gestora para gobernar la central.
Es un hecho que los tiempos no son buenos para
la minería (y menos del carbón, que el Gobierno de Mariano Rajoy tiene
en el punto de mira), pero también lo es que el sindicato no tiene hoy
el liderazgo en el sector que tuvo antaño. Y, además, sus prejubilados
andan demasiado ocupados sosteniendo la precaria economía de sus
familias como para dejarse ver por las Casas del Pueblo. Tanto es así
que la Federación Socialista Asturiana
-que siempre estuvo controlada por el SOMA- ha sustituido este año la
fiesta por excelencia de la clase obrera en la región por una cosa que
llama Fiesta de la Rosa, una celebración en Oviedo cuyo nombre recuerda
el cursi Baile de la Rosa de la familia Grimaldi.
La fiesta que hoy no se celebrará en Rodiezmo
marcó durante años la apertura del curso político en Asturias, hasta que
José Luis Rodríguez Zapatero -leonés, como se sabe- le dio realce
nacional. Allí anunció muchas de sus medidas más típicamente
socialistas. Allí, proclamó varios años la subida de las pensiones más
bajas por encima del IPC -aunque luego las bajara- y desde esa campa se
oyó a Alfonso Guerra llamar 'mariposón' a Mariano Rajoy, horas después
de que José María Aznar lo designara como sucesor.
También se vio como cantaban La Internacional
puño en alto las entonces ministras Bibiana Aído y Leire Pajín. Y antes
Felipe González. De hecho, y parafraseando el clásico religioso, en
Asturias se dice que 'tres días hay en el año que relucen más que el
sol: Rodiezmo, La Camperona y el día del fundador' del SOMA, el
exalcalde de Mieres Manuel Llaneza, en referencia a las grandes citas
mineras del año.
Pero ahora esos tiempos han pasado y nadie
quiere reunir a miles de mineros cuando su sindicato de UGT ni siquiera
tiene un interlocutor claro que pueda responder a sus preguntas, en un
momento muy difícil. Así que todo el mundo sabe que, aunque se anuncie
una interrupción temporal, la gran fiesta de la minería astur-leonesa
está ya en el pozo que amenaza a todo el sector.
DdA, XIV/3622
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