viernes, 15 de septiembre de 2017

PAULA VÁZQUEZ DANDO DE COMER A LOS CERDOS

Félix Población

Hay no pocos tipejos impresentables en el periodismo patrio. Por suerte, en una profesión imprescindible para que una democracia tenga fluidez y consistencia, son más los profesionales que están dispuestos a contribuir a que así sea que los que hacen juego y le hacen el juego a una democracia tan lesionada como la española, gravemente afectada por la lacra de la corrupción política y el recorte de libertades y derechos sociales. 
Lo de una profesionalidad más entera se ha notado, sobre todo, con la aparición de algunos medios en el periodismo digital, que han abierto  expectativas a un periodismo más independiente y crítico. Sin embargo, aún permanecen en activo una cuantas y rancias estantiguas -en el oficio o adscritas al poder de opinar- que se resisten al retiro del sitial que ocupan por méritos de servicio al potentado aparataje oligárquico, del que son canales de expresión -sustentados por sus ubres- los periódicos donde firman.
Pasan los años y ahí siguen, propalando lo que les peta desde el púlpito de sus columnas, siempre que la hiel de sus soflamas, redactadas como excrecencias de su airado odio ideológico, recaiga en quienes defienden alternativas de gobierno contrarias a las suyas. Como el valor de sus legítimas críticas políticas es directamente proporcional al grado de avejentamiento mental que soportan y, por lo tanto, apenas tienen incidencia más allá de los círculos a los que nutren con su caduca y biliosa ironía, estos individuos necesitan sobrepasar en ocasiones esas parcelas y hurgar en la esfera privada de los adversarios de su causa para lograr así una mayor repercusión, favorecida por los detritus de basural que proliferan en las redes sociales.
Tal ha ocurrido recientemente con el bulo de la ruptura sentimental entre Pablo Iglesias e Irene Montero, aventada por los medios afines  a ese tipo de información e incluso por otros que se les supone más serios y han caído en la tentación de la bazofia. Al propagador de esa falacia, cuyo nombre eludo mencionar por higiene, se le ha llegado a entrevistar en algunas publicaciones por el revuelo que ha levantado su mendaz gacetilla.
La supuesta tercera persona implicada en la ruptura, la presentadora de televisión Paula Vázquez -aparte de difundir al respecto un explícito vídeo en compañía de su padre -, ha tenido para con la lechigada de profesionales que han hozado en el asunto durante varios días la mejor de las reacciones: mostrarse en una foto dando de comer a una piara de cerdos. Supongo que habrá sido después de haberle pedido disculpas a los marranos.


DdA, XIV/3635

1 comentario:

Anónimo dijo...

El odio ideológico está repartido y me parece que estamos ahora en una situaciónen la que se puede acelerar con los nacionalismos, en Cataluña y en el resto de España.Creo que las redes sociales están inflyendo malamente en algunos periodistas, sin discernir que una cosa es ese patio de vecindad global donde se puede decir de todo sin responsabilidad alguna y otra el periodismo entendio como profesión que debe contar los hechos o juzgarlos sin crispación y mala baba, o buscando el amarillismo o la noticia espectáculo.Las tertulias televisivas no son nada ejemplares en este sentido. Un saludo cordial y gracias por el el blog.

Publicar un comentario