"Será la flor, de un guerrillero,
O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao.
Será la flor, de un guerrillero,
muerto por la libertad." ( Bella Ciao)
Ana Cuevas
Decía
Miguel Hernández que solo quien ama, vuela. Como yo lo veo, la vida sin
esa pasión que nace del amor se transforma en una losa que encarcela al
ser humano. Solo quien ama puede lograr que de los muñones broten
plumas a fuerza de constancia y de coraje.
Solo quien ama puede desplegar las alas y ascender para intentar anidar en la libertad.
El
día 5 de julio se cumple un año desde que mi querido amigo Antonio
Aramayona decidió, en un último acto de amor, emprender el vuelo hacia
la libertad. En realidad, siempre fue un hombre libre. Ni siquiera las
graves secuelas que le provocaba su precaria salud le impidieron actuar
conforme a lo que le dictaban su corazón y su cerebro. Un guerrillero
incansable cuyas armas eran la coherencia, y un amor absoluto por sus
semejantes. Un amor que le conducía a reivindicar cada día, durante
años, pacífica pero irreductiblemente, una sociedad más justa y libre
para todos. Como el gran maestro que era, sabía que la única oportunidad
para este mundo loco estaba en la educación y la atención a la
infancia. Una educación laica, libre de prejuicios y contaminaciones,
que enseñara a los más jóvenes, más que datos y algoritmos, a pensar por
sí mismos. A contrastar los datos y dudar de los dogmas.
Pensar, un
anatema para una sociedad que penaliza el libre pensamiento. Pergeñada
para comportarse como una manada de corderos pastoreada por lobos, sin
cuestionarse la terrible paradoja. En un entorno tan materialista sobran
los filósofos que, como Antonio, pelean por sembrar la semilla de la
razón entre tanto caos y desconcierto. Por eso las asignaturas que más
ayudan a desarrollar ese libre pensamiento deben desaparecer de la
enseñanza . Por eso mismo hay que amordazar a los filósofos
peripatéticos que se atrevan a abrir el pico. Aunque sea sepultándolos
bajo una montaña de multas y de juicios.
Con Antonio lo
intentaron pero, ¡el muy pájaro!, volaba demasiado alto. Se enfrentó con
su nobleza a la indignidad de esta mierda de sistema. Asumió las
consecuencias de sus actos y no rebló un ápice. Hasta su último día fue
un acto de libre rebeldía. Y consiguió marcharse en el momento justo. Ni
demasiado pronto, ni demasiado tarde. Como él mismo quería.
El
día 5 de julio en Zaragoza, a las 19hs. en el C.S. Luis Buñuel (Pza.
Santo Domingo), nos reuniremos algunas de las personas que le amamos.
Que todavía hoy, seguimos amándole. Porque Antonio vive en todos y cada
uno de quienes tuvimos la fortuna de cruzar nuestro destino con el suyo.
Removiendo conciencias, incómodo a veces para muchos (pensar incomoda,
nadie garantiza que sea algo indoloro) pero sobre todas las cosas, un
guerrillero bondadoso y valiente que sustituía fusiles y balas por
acción directa pacífica y desobediencia civil. Esos eran sus misiles. Al
final, son más letales para el lado oscuro. ¡Imaginen que nos empiezan a
brotar las alas y nos sobreponemos al miedo y la ignorancia!. Eso les
asusta más que una guerrilla armada.
Mientras tanto, los
partisanos que quedamos por aquí seguiremos haciendo pequeñas
escaramuzas a la distopía institucionalizada.. Sobrevolando, con el
plumón de novatos polluelos, por encima de los axiomas y los sofismas
inducidos. Te echamos mucho de menos compañero pero intentaremos cubrir
tu hueco en la trinchera. ¡No pasarán!, me decías a menudo. Aún cuando
ya los teníamos encima.
¡No pasarán Antonio! Aunque parezca
que el invasor nos tiene rodeados, aún soñamos con alcanzar el
firmamento. El próximo miércoles celebraremos la vida, el amor y la
alegría. Todos conceptos revolucionarios en un entorno que es tendente a
estrangularnos, a cortarnos las alas. Seremos como arcángeles
desangelados ensayando el primer vuelo. Planearemos libres y felices, al
menos por un rato. ¡Antonio Aramayona vive! y su legado revolotea para
siempre entre nosotros.
DdA, XIV/3577
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