domingo, 2 de julio de 2017

GRACIAS A LA NARIZ NO PISAMOS MIERDA


Tal vez llegue el día en que nuestro cerebro sea capaz de distinguir entre diez mil tipos de gilipollas de una tacada, una habilidad que nos permitiría evitar el contacto con ellos como la nariz nos evita pisar mierda.

Jaime Poncela
Artículos de Saldo

Dicen los sabios que casi el 1,5% de nuestros genes están destinados a oler. Oler es saber, parece ser la conclusión de las investigaciones. O sea que la naturaleza es más lista de lo que creemos y permite a nuestro cuerpo obtener una segunda opinión de lo que se nos pone delante gracias al olor. Las apariencias engañan, pero la nariz es certera e inteligente. El cerebro y los sentimientos pueden llegar a una conclusión acerca de lo que sea: de un jefe, de una novia, de un camarero, de un cardenal o de un cretino, pero siempre debe pedirse una segunda opinión a la pituitaria. Si algo huele a podrido en Dinamarca o dónde sea sus narices se pondrán en esta de alarma. Hágales caso.
Los científicos confirman que somos capaces de distinguir 10.000 olores complejos y que esa capacidad olfativa nos permite tener una idea más completa de lo que nos rodea. Tal vez llegue el día en que nuestro cerebro sea capaz de distinguir entre diez mil tipos de gilipollas de una tacada, por ejemplo, una habilidad que nos permitiría evitar el contacto con ellos como la nariz nos evita pisar mierda. Son tropezones parecidos e igual de pegajosos. Los zurullos de perro y los gilipollas tardan mucho tiempo en desaparecer de las suelas de nuestros zapatos o de nuestras vidas.
A uno le consuela mucho pensar que el olor todavía sirve de algo en unos tiempos en que dan ganas de taparse la nariz para enfrentarse a la realidad de cada mañana. Si llega el caso y me tengo que quedar con una sola neurona (ahora creo tener una docena escasa, así que la elección será fácil) me gustaría que fuese la del olfato. Más que nada para saber por mí mismo si algo huele de verdad a podrido, si a ese político predicador le canta el aliento más que la utopía podrida que trata de venderme, o si el perfume caro que emana cierta innovadora propuesta no es más que un penetrante olor a sudor demagógico mal disfrazado bajo litros de colonia a granel.

DdA, XIV/3576

No hay comentarios:

Publicar un comentario