Félix Población
Felicito desde aquí a los otorgantes del Premio Princesa de Asturias a la
Concordia. Lo hago porque han tenido la delicadeza de dar a conocer su
concesión a la Unión Europea (UE) un día después de que se conmemorase la fecha
dedicada a los Refugiados del mundo.
Tengo entendido que para tal galardón se ha tenido en cuenta el sexagésimo
aniversario del nacimiento de la UE. Una razón de edad, por lo tanto, que puede
parecer muy respetable y que deja de serlo si se tiene en cuenta que hasta la
UE han pretendio llegar 17.000 refugiados en los últimos años, víctimas de las
guerras y el hambre, conflictos ambos que no nos son ajenos.
Esos 17.000 seres humanos están enterrados en el mar Mediterráneo, por
donde otrora transitó la cultura y el humanismo que nutrieron nuestro
patrimonio artístico y filosófico. Solo en 2016 perdieron la vida por
ahogamiento 5.000 personas, de los que centenares eran niños, niños sin paz,
sin pan y sin futuro.
A imagen y semejanza de la UE, también podría haber sido merecedor del
Premio a la Concordia el vigente gobierno, al que le tocaba acoger 17.337
refugiados en dos años y solo lleva hasta ahora 1.304. O sea, menos del 8 por
ciento de la cifra acordada.
Dado que el plazo de acogida vence a finales de septiembre, no parece posible
que cumpla con su palabra, al ritmo que lleva, hasta pasados 23 años.
Multipliquen mientras tanto los muertos enterrables en el mar.
PS.- Hay otras alternativas bien merecedoras de ese premio como la Conferencia Mundial de los Pueblos, recientemente celebrada en Bolivia, y de la que apenas hemos recibido información.
DdA, XIV/3569
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