jueves, 15 de junio de 2017

EL PORTAVOZ SIN VERGÜENZA DE UN PARTIDO QUE LA PERDIÓ


Félix Población

Habría que comparar la nuestra con democracias de muy bajo rasero y dignidad para encontrar un colofón tan bochornoso a una moción de censura como el que ayer protagonizó el portavoz parlamentario del partido en el gobierno. Si su jefe se limitó, entre trabalenguas varios impropios de quien es considerado por algunos como buen orador, a la hipocresía y mendacidad con harto desprecio al adversario político que promovió la iniciativa, lo de Rafael Hernando fue un ejercicio más propio de chulo de taberna en pleno desbarre retador. 

Para esto último posee lo que Esteban Ordóñez (Rafael Hernando, el hombre que nos perdona vivir) llama en ese artículo de CTXT un belfo retráctil que acentúa todavía más esos empujones de mandíbula que usa para dispensar reproches y construye así un bufar muy taurino, muy español, que al final es lo que cuenta. Desde el mismo momento en que se dirigió a Pablo Iglesias, a Hernando se le demudó el rostro, con los labios al bies y un rictus, según  Ordóñez, como de habese metido sin querer en la boca un trozo de rábano podrido, sin reparar acaso en que por esa trocha de animadversión zafia apenas controlable, y habida cuenta la inconsistencia probada de sus acusaciones, se le podría escapar en determinado momento alguna inverecundia de muy grueso e inadmisible tenor. 

Hay quien dice que estuvo mejor la señora Montero que usted -dijo el portavoz del PP al referirse a los discursos de Montero e Iglesias-, pero no diré yo esto porque si no, no se que voy a provocar en esa relación. Hasta ese momento, a lo largo de todo el debate parlamentario, únicamente se escuchó en el hemiciclo el vocerío airado de los diputados conservadores interrumpiendo las intervenciones tanto de la portavoz como del candidato de Unidos Podemos (UP), hasta el punto de que la presidenta del Congreso hubo de llamarles al orden en sucesivas ocasiones.  

La desfachatez machista de Hernando, sin embargo, no podía quedar sin la protesta indignada de los diputados de UP, por más que luego intentara corregirla en vano el portavoz del partido gubernamental. No cabía una réplica excesiva a ese exceso de desvergüenza, por eso Iglesias acertó de pleno en su contestación, breve y ajustada a una de los más deplorables intervenciones que se han dado en el parlamentarismo español en los últimos cuarenta años, y sobre la que los medios del régimen guardan hoy un discreto silencio. 

Pero para que España sea un país mejor, no gobernado por un partido corrupto -tal como deseó Iglesias-, se requiere de los partidos llamados a impedirlo que representen con su entendimiento a los millones de ciudadanos que están hartos de esa gobernanza. Los amagos insinuados ayer fueron muy tibios.

PS.- Enric Juliana, en La Vanguardia: La revelación Montero
Rajoy ha superado la prueba, cargando sobre sus hombros la defensa de la honorabilidad del PP. No ha querido delegar esa labor. Rajoy ha defendido a los suyos y a nadie debe un favor. Eso es importante en el Partido Alfa. Podemos sale confirmado del debate como el partido de la denuncia. Es el Quinto Regimiento de los descontentos. A corto plazo no puede sustituir al PSOE, que no es el PASOK griego. Podemos ejerce ahora de grupo de vanguardia de la oposición de izquierdas con el propósito de arrastrar al PSOE a su campo. Y el Partido Socialista de Pedro Sánchez –el “nuevo PSOE”, ha dicho su renovado portavoz José Luis Ábalos en un discurso con cuajo- intentará aprovechar las brechas que abre el Quinto Regimiento para proponerse ante la sociedad como la única fuerza capaz de transformar en fuerza razonable de Gobierno la energía del descontento. Comienza una nueva fase de competición entre las dos izquierdas, a la espera de lo que vaya ocurriendo en Catalunya.

DdA, XIV/3562

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