Coincidiendo con el interesante artículo que sigue, publicado y traducido en nuestro país por ElDiario.es, nos llega una información que hace referencia a los grupos de extrema derecha en Estados Unidos como la mayor amenaza terrorista real en ese país en los últimos años. La Liga Anti-difamación (Anti-Defamation League o ADL, por sus siglas en inglés) ha contabilizado, entre 2007 y 2016, un total de 275 víctimas mortales como consecuencia de los ataques terroristas perpetrados por la extrema derecha en Estados
Unidos, lo que supone el setenta y cuatro por ciento de todas las
víctimas del terrorismo, según recoge el diario The Washington Post. La organización, que se dedica a combatir el antisemitismo y la discriminación, ha publicado recientemente el informe "Una lucha oscura y constante: 25 años de terrorismo de extrema derecha",
en el que documenta todos los actos terroristas llevados a cabo
por bandas de esta ideología desde 1993, así como los intentos de
atentado que fueron descubiertos por la policía antes de ser llevados a
cabo. En total, 800 personas fueron heridas o asesinadas en los casos que se recogen.Valga esta introducción para mejor valorar con esos datos el interés del artículo de Jason Wilson, porque de USA lo que más se nos suele vender es el de un país modelo de democracia.
Predominaban las imágenes ostensiblemente cómicas, copiadas de foros y
de las redes sociales. Parecía un poco la versión animada de 4chan , el tablón de mensajes favorito de la llamada derecha alternativa.
Al menos uno de los manifestantes iba disfrazado de Pepe la Rana (adoptada por este movimiento en contra de la voluntad de su creador).
Otros llevaban la bandera de Kekistán, un país imaginario creado por
los miembros de 4chan. Kyle Chapman, un partidario de Trump que se convirtió en un meme de Internet tras golpear a antifascistas con un palo
mientras se protegía con una máscara de gas y el escudo de Capitán
América, pronunció un breve discurso. Poco después los participantes se
enfrentaron con un grupo de manifestantes antifascistas.
Hasta no hace mucho era difícil imaginar que la violencia callejera
pudiera ir de la mano de memes de internet. Sin embargo, los expertos
afirman que la derecha alternativa ha conseguido cambiar la consciencia
colectiva y ha logrado que la ironía se convierta en un arma. Utiliza el
humor y la ambigüedad como tácticas para confundir a los adversarios.
La semana pasada, el Data & Society Institute publicó un informe
sobre la información falsa y la manipulación que circula por la red y
que está alterando el debate político de Estados Unidos. El estudio
analiza cómo ciertos miembros de la derecha alternativa “difunden la
noción de la superioridad de los blancos, los mensajes islamófobos y la
misoginia a través de la ironía y de su conocimiento de la cultura de
internet”.
Una de los autoras de este informe, la doctora Alice Marwick, señala
que los tropofascistas primero se dejaron ver en lugares recónditos de
internet y más tarde fueron adoptados por la derecha alternativa.
Para el nuevo movimiento de la derecha alternativa “la ironía tiene una
función estratégica”, ya que les permite rechazar ciertas ideas y al
mismo tiempo defenderlas y difundirlas.
Marwick indica que desde el año 2000 en los foros como 4chan se ha
utilizado, de forma muy calculada, lenguaje e imágenes ofensivos para
provocar la airada reacción de terceros. Llamando “maricones” a los
usuarios o creando memes que se hacen eco de horribles estereotipos
racistas, consiguen alejar a los que no piensan como ellos de espacios
de diálogo que, en principio, suelen ser abiertos.
Saltarse las reglas de lo políticamente correcto y de un intercambio de
opiniones educado es “un acto de rebeldía” en estos espacios, donde
abunda un tipo de virilidad adolescente.
Esta fue la táctica que utilizó el año pasado Milo Yiannopoulos en la página web Breitbart News. Afirmó que la difusión de imágenes antisemitas por parte del movimiento de la derecha alternativa no era nada más que una broma transgresora.
“ ¿Estamos ante unos fanáticos?”, se preguntaba: “No somos antisemitas, de la misma forma que los fans del death metal de los ochenta tampoco eran unos satanistas. Solo querían escandalizar a sus abuelos”.
Lo que Yiannopoulos no dijo, según Marwick, es que estos espacios de
debate fueron resultando cada vez más interesantes para los
supremacistas blancos convencidos. Se convirtieron en el sitio idóneo
para captar a nuevos seguidores y para difundir sus ideas.
En otras palabras, la cultura trol se ha convertido en el espacio ideal
para que el fascismo pudiera esconderse a plena luz del día.
Marwick señala que también se ha publicado otra guía de la derecha
alternativa en una web nazi de Andrew Anglin [el fundador de la página
web neonazi Daily Stormer ] que también se impregna de la cultura trol para presentar pura ideología nazi como si fuera nazismo irónico.
“
La ironía permite que las personas puedan distanciarse estratégicamente
de los valores supremacistas que tienen la mayoría de estos foros”.
Además, los que utilizan la ironía como arma intentan desafiar los
límites impuestos y tienen la opción de retroceder si encuentran
resistencia.
Saludos nazis "irónicos"
Cuando Richard Spencer (un supremacista blanco de Estados Unidos) mandó a Donald Trump un saludo fascista en el marco de la Conferencia del Instituto de Política Nacional [el think tank
de nacionalismo blanco que preside] en vísperas de su victoria
electoral, afirmó que lo había hecho “de forma exuberantemente irónica”.
Una dificultad añadida para los detractores de la alt right es que en Internet siempre ha sido difícil distinguir la sinceridad de la ironía.
Ryan Milner imparte clases de comunicación en el College de Charleston y es el coautor de un nuevo libro titulado Internet ambivalente ( The Ambivalent Internet ). El libro señala las implicaciones de la Ley de Poe,
un aforismo surgido de internet según el cual en ausencia de una
aclaración es difícil diferenciar en la red una postura ideológica
extrema de una parodia.
“
Salvo que te aclaren cuáles eran las intenciones de la persona, no
puedes saberlo. Podría estar bromeando o podría estar hablando en serio.
O ambas cosas”, indica Milner.
Lo cierto es que el contenido irónico también tiene repercusiones en la vida real. Milner pone el ejemplo de Edgar Welch
, que se presentó en el establecimiento Comet Ping Pong Pizza, situado
en Washington DC, cargado con un arma tras interiorizar la llamada
teoría de la conspiración del Pizzagate. Difundieron esta teoría los
foros de trols de internet y los medios de comunicación de extrema
derecha. Según esta teoría, que se fundamentaba en correos electrónicos
filtrados de John Podesta [presidente de la última campaña presidencial
de Hillary Clinton], el restaurante era el punto de encuentro de una red
de pederastas.
En diciembre del año pasado, Welch condujo de Carolina del Norte a
Washington con tres armas en el maletero, Cuando llegó a la capital,
mandó un mensaje a un amigo: “Voy a atacar a una red de pederastas y
posiblemente tendré que sacrificar la vida de algunos para salvar la
vida de muchos”. Cuando llegó al restaurante, abrió fuego, pero
afortunadamente fue detenido antes de que pudiera matar o herir a
alguien.
“
Muchas de las personas que difundieron esta teoría de la conspiración
estaban bromeando. Sin embargo, cuando un tipo entró en el restaurante
cargado con un arma, todas las bromas sobre la conspiración pasaron a
tener consecuencias serias”, indica Milner.
De hecho, el hecho de repetir con ironía las ideas de la extrema
derecha contribuye a sentar las bases de la normalización del racismo,
la misoginia y la islamofobia.
“
Cada vez que veas un vídeo viral sobre una persona insultando a alguien
de origen musulmán en la cola de un supermercado, estás viendo los
efectos de un clima en el que cada vez es más normal y está más aceptado
este tipo de lenguaje y, de hecho, es lo que se espera, haya empezado o
no como una broma”, indica Milner.
El autor Alexander Reid Ross también cree que la extrema derecha ha
utilizado el recurso de la ironía para esquivar y cargarse aquellas
normas que les prohibían expresar las mismas ideas con seriedad. Su
libro, Contra la corriente fascista ( Against the Fascist Creep ,)
publicado el año pasado, explora la larga tradición fascista de
intentar normalizar sus ideas; incluso intentar vendérselas a la
izquierda.
“
El fascismo es, en mayor o menor medida, un tabú social. Es inaceptable
en la sociedad moderna”, indica Ross. “A través del humor y la ironía
pueden avanzar en el terreno afectivo sin tener que retroceder en el
ideológico”, indica. Asimismo, puntualiza que “avanzan posiciones para
fomentar la ira, el sentimiento de traición, la sed de venganza, el
resentimiento y la violencia. Fomentan las fantasías masculinas, el
deseo de una comunidad nacional y un sentimiento de unidad y de rechazo
hacia los musulmanes. Lo hacen y no lo tienen que admitir”.
La mejor respuesta es tomarse las palabras de la derecha alternativa en
serio. El libro de Angela Nagle sobre la derecha alternativa, Matar a todos los normies (Kill all Normies)
se publica en un mes. En su opinión, la ironía de la derecha
alternativa tiene el objetivo de socavar la confianza de sus críticos.
“
Conocemos sus creencias, y si dices que tú también formas parte del
movimiento, presumiblemente compartes esas ideas también”, señala Nagle.
Más que perdernos entre las malas hierbas de un mundo virtual que
cambia a gran velocidad, deberíamos derribar sus creencias
fundamentales.
“
Los periodistas deberían dejar de hablar de memes sobre Pepe la Rana y
saludos que se hacen con la mano. Deberíamos obligarles a explicarnos en
qué creen”, afirma Nagle.
En el futuro, la mejor estrategia será contraatacar la ironía con sinceridad.
DdA, XIV/3551
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