Félix Población
Dicho sea con todos mis respetos a
tan laborioso gremio, lo que la baronesa de Andalucía pretende el próximo
domingo en el acto oficial de presentación de su candidatura a la secretaria
general del PSOE es una tarea de muy probable e inútil costura. La España de
hoy no se parece a la que reiteradamente
votó al Partido Socialista cuando no había otra opción para hacer frente
al Partido Popular.
Por eso, recurrir a las cabezas de los bandos enfrentados
en el PSOE a lo largo de sus disputas habidas en los años pasados, al objeto de
demostrar que doña Susana es la candidata capaz de lograr la unidad del partido,
podría tener sus efectos en tiempo pretérito, pero me temo que no ahora. La
lideresa andalusí ha exhortado a todos los que fueron secretarios generales del
PSOE –salvo Pedro Sánchez, defenestrado bajo sus auspicios- a estar con ella en
el evento de Ifema donde se oficializará su candidatura.
Díaz pretende que con
la asistencia y el aplauso de quienes desempeñaron ese puesto o pugnaron por el mismo,
resplandecerá la idoneidad de su elección para que un partido fuerte y unido
salga adelante. Es posible, por lo tanto, que a la cita acudan con Rodríguez
Zapatero, con cuyo apoyo ya cuenta doña Susana, José Bono, Matilde Fernández, Carme Chacón,
Rubalcaba y hasta Felipe González y Alfonso Guerra, ambos dos a la par en muy desafortunadas declaraciones respecto a la política española.
¿De verdad cree doña Susana
que la sola convocatoria de esos nombres para respaldar su liderazgo va a
permitirle aspirar con más sustentación e impulso a conseguirlo? ¿Cree acaso la señora
Díaz, con la sola presencia de los mentados, que a la militancia eso le va a provocar un ataque
de amnesia inmediata y cuanto de degradante y bohornoso ocurrió para acabar con Pedro Sánchez en la propia sede central del partido va a
desaparecer como por ensalmo de su memoria? ¿Hasta tal punto llega el grado de anquilosamiento
mental, con tan vergonzoso y deplorable antecedente, entre quienes todavía creen posible una victoria de la baronesa
andalusí?
Otras políticas, otras generaciones y otros aires de renovación y regeneración democrática han
llegado a la política española en los últimos años, como el propio Sánchez
reconoció tardíamente, y apoyarse en los nombres de un pasado ya caduco puede
ser, en efecto, una acción fallida de costura para coser un partido que podría
finalmente romperse.
DdA, XIV/3496
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