viernes, 10 de febrero de 2017

SI SE REABRE GAROÑA, NO PAREN EL MUNDO, QUE ME TIRO EN MARCHA


Ana Cuevas

Parece que no ha llovido lo suficiente y nuestro solícito gobierno ha tenido una ocurrencia genial para plantarle cara a las compañías energéticas: reabrir la central nuclear de Garoña. ¡Chúpate esa ENDESA!. Bueno, la verdad es que Endesa e Iberdrola forman parte de Nuclenor (la operadora que se encarga del control de la central). Ósea que el órdago a estas corporaciones vampíricas es más bien un farol que pretende hacerle luz de gas a la ciudadanía. Pero bueno, oye, el caso es tomar medidas ¿no? Pues cuál mejor que la de reabrir una central obsoleta y doblar su esperanza de vida en casi cuarenta años más, En realidad Garoña  supondría un escaso aporte eléctrico a la red. Pero podría ser el mascarón de proa de la deriva de la política energética que quiere llevar este gobierno.
Claro que la apuesta tiene sus riesgos. Pero de los gestores de catástrofes medioambientales como la del Prestige no tenemos nada que temer. En caso de "petar", valdrá la pena escuchar a Mariano decir aquello de: Solo son unos hilillos de radioactividad.
Lo de que reabrir Garoña no es buena idea no lo digo yo, que solo soy una ecologista "esgarramantas". Los propios técnicos de CNS aseguran que “supone asumir unos riesgos de forma no justificada y sin el conocimiento ni la aceptación de la sociedad".
A lo mejor se basan en que Garoña es una réplica exacta de Fukushima y la más antigua de todas las centrales españolas. ¡Pero hombre! que a los japoneses se les liara la cosa no implica que aquí pueda pasar lo mismo. Nosotros no somos como ellos. Ellos son más metódicos, disciplinados, meticulosos. Y nosotros...¡uhmm!... Mucho y muy españoles, ¿qué puede salir mal?.
Asociaciones como Ecologistas en Acción o Greenpeace advierten que la central está en pésimas condiciones de seguridad y que existe un riesgo altísimo al encontrarse en la cabecera del río Ebro. Y aunque el CNS es un órgano independiente en principio, técnicos y ecologistas han venido denunciando las presiones por parte del gobierno y las eléctricas. Hay que favorecer la industria nuclear frente a las renovables. ¿Que los países del norte de Europa van por otra senda? Pues nosotros a lo nuestro. O mejor dicho, a lo suyo, a lo de las eléctricas que, de una u otra forma, es una inversión en el plan de pensiones de gran parte de la fauna política ibérica.
A una le da por pensar que si todo este descontrol con la subida del precio de la luz no será una artimaña para justificar la política nuclear en nuestro país. Pero seguro que es un brote de conspiranoia aguda. ¿Cómo dudar de la transparencia y honestidad de los padres de la patria? ¿Acaso nos dan alguna vez motivos?
Si se reabre Garoña, un mundo nuevo de posibilidades aparece ante nosotros. En la ribera del Ebro, los cultivos gozarán de la ventaja de sumar un aditivo que los tomates de Chernobyl ya tienen en su adn. Surgirán nuevas formas y colores en la fauna y flora local. Incluso nosotros mismos podríamos mutar por efecto de las radiaciones como les pasó a Spider-man o al increíble Hulk. Ya no seremos solo mucho y muy españoles. Ahora seremos super-españoles.
Es normal que Mariano se ofrezca como interlocutor, lacayo y peluquero de Donald Trump. Los dos comparten el sueño de un planeta mutante en el que ellos, pobrecicos míos, no desentonen. El estadounidense tiene a su alcance el botón nuclear por excelencia. A su lado, lo de Garoña es un chiste. Y su política energética unida al negacionismo del cambio climático son la combinación perfecta para liarla parda.
Puede que nuestra especie sobreviva a una hecatombe nuclear aunque costara miles de millones de bajas. Tengo la teoría de que somos como las cucarachas. Incluso puede que lleguemos a parecernos físicamente a ellas gracias a los esfuerzos de algunos líderes mundiales. Kafka era el auténtico Nostradamus. Tuvo una revelación sobre la metamorfosis que sufrirá la humanidad aunque, por aquel entonces, el desencadenante se desconocía. Todo va encajando ahora. Imaginen a Donald tuiteando con Mariano usando un traductor automático y debatiendo sobre política energética.
 Lo dicho, ¿qué puede salir mal? ¡Que no paren el mundo, que me tiro en marcha!

DdA, XIV/3465

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