Félix Población
Me ha sorprendido el estilo directo y un tanto chulesco que el exsecretario
general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba ha empleado ayer en la radio para
atacar a Pablo Iglesias. Un tipo como don Alfredo, que ha sido ministro, se
dedica a la enseñanza universitaria y lleva toda una vida en política, no
debería utilizar tan parvularias artes como las propias de un peleador de patio de
colegio, podrían llegar a notársele cuando asesora a los editócratas del diario El País.
Debería tener Rubalcaba un cierto respeto a sus canas, aunque no las luzca,
porque decirle a Iglesias "cómo tienes tanto morro, si estamos aquí es por tuculpa", en ausencia del mentado y responsabilizando al
mismo de que la derecha vuelva a gobernar en España, no solo es mendaz sino que
se adapta a una práctica marrullera, casposa y mefítica de hacer política,
culpable de que el Partido Socialista Obrero Español esté dejando de ser la
alternativa progresista que durante decenios han elegido millones de
ciudadanos.
Ese misma práctica es la que hizo que Pedro Sánchez, en primera
instancia y tras las elecciones del 20 de diciembre de 2015, optara por un
pacto estéril con Ciudadanos a fin de que Podemos se adaptara al mismo y
traicionara su programa electoral. El PSOE podría hacerlo, dada su experiencia,
pero Podemos optó por deberse a quienes representaba porque Ciudadanos eran las jóvenes generaciones del
Partido Popular -según expresión de Sánchez-, y parecía de toda lógica que
quien así juzgó al partido de Albert Rivera no presionara a Podemos con un pacto con
Ciudadanos, por mucho que fuera del gusto de González, Cebrián y don Alfredo.
Luego, tras los comicios de
junio, cuando Pedro Sánchez amagó con un entendimiento con el partido morado,
ya sabemos lo que ocurrió: el PSOE ofreció en su comité federal el más deplorable
espectáculo que ha tenido lugar en un partido político en los últimos cuarenta
años. Objetivo: defenestrar a su secretario general como fuera y permitir con la
abstención en el Congreso un nuevo gobierno de la derecha, tal como ahora tenemos.
Dijo ayer Rubalcaba
que el actual problema del PSOE tiene su raíz en la noche del 26-J, cuando se
certificó su nueva derrota en las urnas y no se aclaró a la ciudadanía que
únicamente había dos opciones: o terceras elecciones o gobierno en minoría del
Partido Popular. Según él, se explicó muy tarde por qué había que abstenerse,
pasando por alto que la militancia había elegido como secretario general a
quien mantuvo en todo momento, antes y después de esa fecha, que no es no -según programa- y que por
eso fue desalojado caciquilmente de su puesto. Desde entonces, las
bajas por militancia crecen y Unidos Podemos ha pasado a ocupar el puesto que
tenía el PSOE como segunda fuerza política.
La planificada muerte política de Pedro Sánchez
Terminará siendo una figura trágica. Lo intentó y no pudo. Ahora quieren asegurarle una muerte política indigna. Lo de Patxi López ha sido todo menos inesperado; a algunos nos sorprendió que no lo hiciera antes, hasta Luena –tú,
Cesar, tú– parece que cambió de bando. Amistad y política nunca fueron
cosas fáciles. Si las personas hacen la historia en condiciones dadas,
hay siempre un margen para la autonomía y para la voluntad. Si todo
estuviera determinado, la traición no tendría cabida. Manuel Monereo
DdA, XIV/3444
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