El cantor y compositor canadiense Leonard Cohen, fallecido este jueves a los 82 años, recogió en 2011 el premio Príncipe de Asturias de las Letras. El artista donó los 50.000 euros del premio a la Universidad de Oviedo para impulsar la cátedra que lleva su nombre.
En
su discurso de aceptación destacó a la influencia española presente en
su obra, sobre todo de Federico García Lorca, así como de un joven
guitarrista flamenco que conoció en Canadá.
Leonard Cohen
"La poesía viene de un lugar que nadie controla, que nadie conquista. Así que me
siento como un charlatán al aceptar un premio por una actividad que yo
no controlo. Es decir, si supiera de dónde vienen las buenas canciones,
me iría allí más a menudo".
"Mientras hacía el
equipaje, cogí mi guitarra. Tengo una guitarra Conde que está hecha en
el gran taller de la calle Gravina 7, en España. Es un instrumento que
adquirí hace más de 40 años. La saqué de la caja, la alcé, y era como si
estuviera llena de helio, era muy ligera. Y me la acerqué a la cara,
miré de cerca el rosetón, tan bellamente diseñado, y aspiré la fragancia
de la madera viva. Ya saben que la madera nunca llega a morir. Y olí la
fragancia del cedro, tan fresco como si fuera el primer día, cuando la
compré. Y una voz parecía decirme: “Eres un hombre viejo y no has dado
las gracias, no has devuelto tu gratitud a la tierra de donde surgió
esta fragancia”. Así que vengo hoy, aquí, esta noche, a agradecer a la
tierra y al alma de este pueblo que me ha dado tanto. Porque sé que un
hombre no es un carnet de identidad y un país no es solo la calificación
de su deuda".
"Puedo decir que cuando era
joven, un adolescente, y buscaba una voz en mí, estudié a los poetas
ingleses y conocí bien su obra y copié sus estilos, pero no encontraba
mi voz. Solamente cuando leí, aunque traducidas, las obras de Federico
García Lorca, comprendí que tenía una voz. No es que haya copiado su
voz, yo no me atrevería a hacer eso. Pero me dio permiso para encontrar
una voz, para ubicar una voz, es decir, para ubicar el yo, un yo que no
está del todo terminado, que lucha por su propia existencia.".
"Un día,
a principios de los 60, estaba de visita en casa de mi madre en
Montreal. Su casa está junto a un parque y en el parque hay una pista de
tenis y allí va mucha gente a ver a los jóvenes tenistas disfrutar de
su deporte. Fui a ese parque, que conocía de mi infancia, y había un
joven tocando la guitarra. Tocaba una guitarra flamenca y estaba rodeado
de dos o tres chicas y chicos que le escuchaban. Y me encantó cómo
tocaba. Había algo en su manera de tocar que me cautivó. Yo quería tocar
así y sabía que nunca sería capaz. Así que me senté allí un rato con
los que le escuchaban y cuando se hizo un silencio, un silencio
apropiado, le pregunté si me daría clases de guitarra. Era un joven de
España, y solo podíamos entendernos en un poquito de francés, él no
hablaba inglés. Y accedió a darme clases de guitarra".
"Volvió
al día siguiente, me puso las manos en la guitarra, la colocó en mi
regazo, de manera adecuada, y empecé otra vez con esos seis acordes —una
progresión de seis acordes en la que se basan muchas canciones
flamencas—. Lo hice un poco mejor ese día. Al tercer día la cosa, de
alguna, manera mejoró [...] Al día siguiente no vino, él no vino. Yo
tenía el número de la pensión en la que se hospedaba en Montreal. Llamé
por teléfono para ver por qué no había venido a la cita y me dijeron que
se había quitado la vida, que se había suicidado".
"Ahora
desvelo algo que nunca había contado en público. Esos seis acordes, esa
pauta de sonido de la guitarra han sido la base de todas mis canciones y
de toda mi música. Y ahora podrán comenzar a entender las dimensiones
de mi gratitud a este país. Todo lo que han encontrado de bueno en mi
trabajo, en mi obra, viene de este lugar. Todo lo que ustedes han
encontrado de bueno en mis canciones y en mi poesía está inspirado por
esta tierra. Y, por tanto, les agradezco enormemente esta cálida
hospitalidad que han mostrado a mi obra, porque es realmente suya, y
ustedes me han permitido añadir mi firma al final de la página".
Lazarillo
Leonard Cohen aseguró que si ganaba Donald Trump se iría de los Estados Unidos. Con su marcha ha escrito una última y muy triste canción.
Lazarillo
Leonard Cohen aseguró que si ganaba Donald Trump se iría de los Estados Unidos. Con su marcha ha escrito una última y muy triste canción.
DdA, XIII/3384
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