Manuel Rico
Hace meses, voceros de la abstención en el PSOE, valientes que
callaban ante su Comité Federal y luego se explayaban en los medios de
comunicación, hablaban de abstención técnica para "desbloquear la
situación". Ante la posibilidad de que los militantes se pronunciaran en
una consulta con el previsible resultado de un NO como la torre de
Madrid, dieron un auténtico golpe de mano con nocturnidad, alevosía y
premeditación. Dimitió el secretario general ante una situación
límite (con 17 traidores que quisieron sumar, además, a un fallecido
hacía un año como el entrañable Pedro Zerolo), se creó una gestora no
prevista en los Estatutos y convocaron un Comité Federal para decidir
una posición contraria a la que se prometió a los ciudadanos, a quienes
SIEMPRE se les dijo que los elegidos socialistas nunca apoyarían un
gobierno de Mariano Rajoy, presidente del partido con más imputaciones
por corrupción de la democracia. El susodicho Comité, contra la opinión
de la mayoría de los militantes (no se conoce una sola agrupación que
haya votado una resolución para dar el gobierno a Rajoy), decide
utilizar la abstención para que la situación se desbloquee (es decir
para hacer a Rajoy, el de "aguanta Luis, sé fuerte", presidente y para
llenar de indignidad al más viejo partido de España). Un Comité Federal
dividido casi al 50% decide actuar en contra de la opinión de la mayoría
del partido. Pero no basta eso: es preciso escarmentar a todos aquellos
que defendieron el NO ante los electores ("¿qué se habrán creído estos
gilipollas?", debieron pensar algunos "barones"). Empieza, por tanto,
una nueva novela: ¿si basta la abstención de 11, porqué obligar a los 85
diputados a vivir la humillación colectiva de abstenerse al completo no
para beneficiar al PSOE sino al Partido Popular? ¿no era elegir el "mal
menor" para evitar terceras elecciones? ¿a qué vienen las
declaraciones, cuasi estalinistas, de un Vara, o de un García Page
demonizando al PSC o a los discrepantes después de que ambos se
empeñaran a fondo en vulnerar ante todo micrófono que se ponía por
delante la decisión de su Comité Federal de votar NO a Rajoy?
Es algo muy sencillo, muy propio de mentes como las de Ibarra, Guerra,
Leguina, Corcuera, Felipe González.... toda una galería de momias que no
renuncia a impedir una auténtica renovación del Partido Socialista a
las que se unen barones que han actuado como auténticos cobardes. Es lo
que en la cultura católica se llama ESCARMIENTO. Insisto: si la decisión
es desbloquear la situación política posibilitando que haya gobierno,
¿por que no se evitan los máximos daños posibles? Lo pagarán muy caro.
Ayer en el desayuno del Foro Nueva Economía, Rajoy y los suyos brindaban
gozosos por el favor recibido. En la sede del PSOE de mi barrio, vi a
militantes intentando no mostrar su dolor llorando.
DdA, XIII/3370
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