lunes, 17 de octubre de 2016

LA VIEJA POLÍTICA DEBERÍA QUEBRAR POR CRISIS DE CONCIENCIA

 Félix Población

Es muy de respetar que la experiencia se valore en la vida de cualquier profesional, pero siempre mantuve que en el ejercicio de la política es imprescindible -incluso entre quienes puedan ser un modelo de gestión- que nadie se haga viejo en el cargo o cargos que ocupe, por lo que no debería superarse un determinado periodo de tiempo, algo que incumplen la mayoría de nuestros políticos.

Tanto Javier Fernández, presidente de la comisión gestora del PSOE que llevará al menos a once diputados de su partido a posibilitar un nuevo gobierno de la derecha en España, como Vicente Álvarez Areces, antecesor del primero como presidente del gobierno de Asturias, son personas de avanzada edad que ya estarían jubiladas en cualquier otra profesión y que llevan muchos años en política. En el haber del segundo se debe admitir que desempeñó su primer cargo público como alcalde de Gijón a partir de 1987 con muy buenos resultados para la ciudad, pero también consta en su currículum, como presidente del Principado de Asturias, que  fue promotor de las obras de ampliación del puerto de El Musel, que en la actualidad están siendo juzgadas en la Audiencia Nacional, y que bajo su gobierno  se desarrollaron los hechos del caso Marea, en el que se ha visto procesado su antigua mano derecha en el Ejecutivo, el ex consejero José Luis Iglesias Riopedre. 

A Areces se le ofreció primero el aforamiento de forma preventiva convirtiéndolo en senador y ahora se le recompensa con un ascenso de cargo y sueldo, a los que de seguro no hubiera accedido si disintiera con la abstención del PSOE en la investidura de Mariano Rajoy proyectada por su amigo Fernández. Álvarez Areces cobrará como nuevo portavoz del Partido Socialista en el Senado algo más de ocho mil euros al mes. Esto, para Podemos Asturias, es una mala noticia, propia de la vieja política, en la que ganan protagonismo estatal los máximos exponentes de la generación de dinosaurios de la Federación Socialista Asturias (FSA). 

Es de recordar que desde la FSA estuvo a punto Javier Fernández de que la alcaldía de Oviedo siguiera en poder del Partido Popular, impidiendo que la candidata de Somos Oviedo fuera la alcaldesa de la ciudad. Gracias a la generosidad política de Ana Taboada, que cedió la alcaldía al candidato socialista, Oviedo no fue el precedente de lo que ahora va a ocurrir -si nada lo remedia, como cabe prever- en el gobierno de España, también gracias a Fernández, dios Felipe y la baronía de doña Susana. 

Dicho esto, no puedo evitar una alusión a todos aquellos ciudadanos de Asturias a los que el desempleo obligó a la emigración, sin dejar al margen a quienes sobrellevan esa desgracia en sus hogares, con graves problemas de convivencia en sus familias, la salud emocional y psicológica rotas, y unos hijos en edad de no comprender aún pero sí de sufrir el drama que viven en sus casas. Si la vieja política del amiguismo y el compadreo, anclada en la poltrona y el afán trepador durante tantos años,  medra como es el caso, mientras en miles de hogares crece la pobreza, se desmorona la salud y cunde la desesperación, es que la vieja política ha perdido del todo la vergüenza y algo la debería hacer quebrar como si se tratara de una empresa, corroída en este caso por una crisis de conciencia.

DdA, XIII/3362

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