viernes, 14 de octubre de 2016

CUANDO HABÍA QUE BAÑARSE EN EL MAR COMPLETAMENTE VESTIDO


Lazarillo

Como vecino que fui de aquella ciudad, en la que este Lazarillo tiene fondeadas sus primeras memorias, no me puedo resistir a insertar en este modesto DdA la aportación que hoy hace mi estimada Marina Álvarez como testimonio de los usos y costumbres reglamentados hace bastante más de un siglo por el Ayuntamiento de Gijón. El texto suscrito por el primer teniente de alcalde en funciones, señor Olavarría y Lozano, es sumamente explícito. En ninguno de los puntos señalados en el mismo se permite bañarse no siendo completamente vestidos. Además, las mujeres deberán hacerlo en un determinado punto antes de las diez de la mañana -no así los hombres, que sí podrán desde esta hora en adelante-, y en cuanto a las caballerías, los perros y los cerdos sólo dispondrán de un espacio más distante del centro urbano, el comprendido entre La Garita -cuya identidad desconozco- y el río Piles. ¿Cómo evaluar la distancia que media entre la mentalidad que queda inscrita en ese bando municipal y la de nuestros días? ¿Se imaginarían entonces quienes se bañaban vestidos -los bisabuelos de este Lazarillo en mi caso- los mínimos atuendos de baño del tiempo presente? Para ello deberían prever una evolución de la mentalidad que posiblemente no estuviera entre sus expectativas.

DdA, XIII/3361

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