jueves, 11 de agosto de 2016

EL AYUNTAMIENTO DE ZAMORA RECONOCE A LAS VÍCTIMAS DEL FRANQUISMO


Toma del cuartel de carabineros por las tropas del Regimiento de Toledo el 19 de julio de 1936.
Toma del cuartel de carabineros por las tropas del Regimiento de Toledo el 19 de julio de 1936.




Saturnino Barayón fue elegido concejal del Ayuntamiento de Zamora en las elecciones municipales de 1931 por el Partido Republicano Radical. Más tarde se integró en el Partido Republicano Radical-Socialista y, tras la disolución de esta agrupación, formó parte del núcleo fundador de Izquierda Republicana, cuya agrupación local presidió hasta mayo de 1936. El levantamiento militar de julio de ese mismo año le sorprendió como edil de la Corporación, cargo del que fue inmediatamente depurado. Encarcelado y trasladado a la prisión de Toro el 26 de julio, pasó casi dos meses entre rejas antes de ser "entregado a la fuerza pública para ser conducido a Zamora" junto a otros 27 reclusos el 18 de septiembre. En realidad, el camino terminó mucho antes. Concretamente, en el despoblado de Tejadillo, donde fue asesinado.
La historia de Barayón es una de las más conocidas de la represión de los primeros días del franquismo, quizás por ser hermano de Amparo, la esposa de Ramón J. Sender cuyo asesinato recompuso su hijo Ramón Sender Barayón en la obra "Muerte en Zamora". Pero, lamentablemente, no fue la única. Junto a Saturnino fueron fusilados otros cinco ediles del Ayuntamiento de Zamora y seis trabajadores municipales. Todos ellos, junto a los 44 concejales y empleados cesados, están muy cerca de conseguir el reconocimiento que la Historia les ha negado hasta ahora.
Eduardo Martín, del Foro por la Memoria de Zamora, se muestra esperanzado por el rumbo tomado por el Ayuntamiento. "Es algo que se tenía que hacer, aunque sea tarde. Son síntomas de normalización necesarios", analiza. El reconocimiento a los depurados y fusilados lo pueden ejercer tanto las familias como las propias instituciones. Y es esto último lo que busca el Foro. "Pensamos que es un asunto que tiene que ser promovido desde las propias instituciones. Las familias, por el tiempo transcurrido o por otras circunstancias, puede que nunca lleguen a solicitarlo. Quizá, después de ochenta años, haya familiares que no estén en condiciones de pedirlo. Por eso creemos que la restauración ha de ser colectiva y desde las instituciones, no a título individual y por instancia de parte", razona.
El Foro por la Memoria maneja en su base de datos una cifra de víctimas de la represión franquista, fusilados, que se aproxima a 1.500 personas. "Y solo hemos trabajado con dos tercios de los municipios de la provincia, por lo que falta por contabilizar otro tercio", analiza Martín. La colaboración de los ayuntamientos resulta fundamental para contabilizar e identificar a los represaliados por el franquismo. Por eso, pasos como el que ha dado el Ayuntamiento de Zamora ayudan y mucho en estas labores.
Junto a Saturnino Barayón, el régimen se llevó por delante en los primeros meses tras el golpe a los concejales Justo López, Gonzalo Alonso, Herminio Asorey, Benedicto Carreras y Quirino Salvadores. Asimismo, fueron fusilados otros seis trabajadores municipales, como fueron el médico Eusebio Fernández, el delineante Fernando Leiras, el bombero Luis Burón el guardia municipal Mateo Hernández Pedrero y el secretario del Ayuntamiento, Ramón Prada. "Este último, simplemente por estar afiliado a Izquierda Republicana. Es decir, fusilado por sus ideas políticas", se lamenta Eduardo Martín.


DdA, XIII/3340

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