Dos días después de arremeter contra el imperio gay y el feminismo, el papa Francisco ha llamado a capítulo al arzobispo de Valencia y cardenal Cañizares. Las declaraciones de éste, que seguramente acaben ante la Fiscalía por un posible delito de incitación a la discriminación, al odio y a la violencia, es muy probable que encuentren la oportuna admonición por parte del pontífice. Es de significar que además de citar a Cañizares, según confirma la Sala Stampa del Vaticano y ha publicado ElDiario.es, Bergoglio también se reunió con el polémico cardenal Barbarin, cuestionado en Francia por haber encubierto a varios sacerdotes pedófilos.-Lazarillo
Ana Cuevas
Ignoro
si a ustedes les sucede algo parecido pero, tras leer las noticias, hay
días que una piensa que ha caído en un agujero negro que le lleva
directa al paleolítico (con una parada para hacer pis en el medioevo).
Al margen del ruido de sables mellados de la política nacional, nos
topamos con otras pinceladas grotescas que dibujan una España rancia,
asalvajada y de encefalograma plano.
Por un lado, el arzoobispo de Valencia
hace un llamamiento a los católicos para no permanecer inertes ante el
avance del imperio gay y el feminismo. Es curioso que lo diga un tipo
con faldas que presuntamente practica el celibato y habla con un ser
invisible. Por cierto, ¿los miles de sacerdotes que han abusado de niños
seguían órdenes del imperio gay, de las desahogadas activistas de Femen
o de ese ente sobrenatural que le dicta chorradas al oído a monseñor
Cañizares? El caso es que el buen hombre es muy aficionado a separar el
grano de la paja. Ya lo insinuó cuando en otro de sus compasivos
sermones aseguró que había que discernir porque entre los refugiados no
todo era trigo limpio. Ahora pretende cribar a gays y feministas del
concepto "familia". Como si la familia fuera un monopolio preconciliar
donde no caben más granos (o pajas) que las que considera
tradicionalmente el catolicismo. A monseñor le extrañaría saber que
muchos gays y feministas tenemos familias que, lejos de ser
disfuncionales, se rigen por valores como el amor, el respeto y la
colaboración entre sus miembros. Aunque siguiendo los parámetros de
Cañizares si, en la actualidad, se hubiera topado con Jesucristo lo
hubiera identificado como el líder del movimiento gay. Hay que recordar
que se juntó con doce tíos que acabó llevando al huerto y que le gusta
rodearse de ángeles que exhiben más pluma que Paco Clavel.
Las
religiones siguen a lo suyo. Braceando contra la corriente de la
civilización y el signo de los tiempos. Católicos o musulmanes, poco
importa, todos utilizan el argumento del odio porque el del amor no les
sirve para sus auténticos propósitos. ¿Evangelizar? Sí, pero a
cristazo limpio o detonando "mártires" en nombre de Alá para sembrar el
miedo y el odio al diferente y lograr el control de la sociedad.
De
las elucubraciones del señor obispo pasamos a otro asunto que también
me abre las carnes. El lamentable espectáculo del Toro de la Vega ya no
acabará con la muerte del animal. Sin embargo se seguirá celebrando para
no herir la "sensibilidad" de los defensores de la matanza. Y yo me
pregunto, ¿supone esto que le lancearán y acosarán hasta el límite de su
agonía y que, cuando este a punto de palmar, un mozo le aplicará un
desfribilador para devolverlo a la vida? ¡Enhorabuena! Ya hemos
avanzado algo. Concretamente del paleolítico al neolítico. En
Tordesillas, con un alcalde socialista a su cabeza, no acaban de estar
contentos con la prohibición de darle matarile a la res. La tortura, sin
desenlace fatal, les sabe a poco. Como un coito interruptus que les
pone cachondos pero no acaba de aliviarles. Dicen que al que no le
guste, que no mire. ¿Imaginan si dijeran lo mismo los asesinos o los
pederastas? Oígan, si no les gusta lo que hago, desvíen la mirada hacia
otro lado. Lo que no se ve, no existe. Sus
partidarios, igual que el obispo de Valencia, solo piden preservar
tradiciones centenarias como pegar a la mujer, quemar libros o perseguir
maricones. Actividades que, como todo el mundo sabe, conforman la
idiosincrasia de la raza pura carpetovetona.Además,
a los matachines de Tordesillas no les falta razón. Si no fuera por su
cruenta y sanguinaria fiesta se extinguiría la especie. Pero no la de
los toros, la de los cavernícolas.
Después
de tragarme estos pepinos aderezados con otras singularidades patrias,
solo me quedan ganas de volverme a la cama. De quedarme dormida unas
décadas a ver si, para cuando despierte, el planeta ha petado o la
evolución, por fin, nos ha distanciado un poco de los monos. Monos
arrogantes, crueles y embusteros que avergonzarían a Copito de Nieve y a
la mona Chita. La siesta puede ser larga. No olviden proveerse de
pijamas y orinales.
DdA, XIII/3274
No hay comentarios:
Publicar un comentario