domingo, 17 de abril de 2016

"TODOS SOMOS MARIO CONDE"

Como en una epidemia, cada vez hay más políticos y cargos públicos en España que se parecen a Mario Conde, un proceso de clonación mucho más efectivo que el de la oveja Dolly o los niños del Brasil.

Jaime Poncela

José Manuel Soria empezó su carrera política queriendo parecerse a Aznar y la ha terminado siendo clavadito a Mario Conde. En menos de dos minutos de Telediario pudo verse esta sorprendente mutación, casi tan sorprendente como la de Benjamín Button, aunque puede que más esperable si se tiene en cuenta la evolución de muchos miembros de la clase política española, todos queriendo parecerse a Peter Pan en los inicios y terminando todos con la misma pinta que el capitán Garfio. El propio Mario Conde hizo un camino similar, aunque más completo. Primero fue banquero, seguidamente fue defraudador, luego quiso ser político y ha terminado de nuevo en el calabozo. Las puertas giratorias de la política no siempre llevan a donde se espera. Son como las de aquel programa llamado “Humor amarillo”. Unas franqueaban el paso al concursante hacia la fama y la fortuna, pero otras eran una trampa mortal que desembocaba en manos de un ogro o en una charca infecta. Soria y Conde han terminado en el mismo lodazal donde ya chapotean más condenados que en el infierno de Dante.
Y lo que son las cosas, al cabo de estos años parece ser que Aznar y Soria podrían tener algún parentesco que va más allá del parecido físico, ya que ambos son defraudadores al fisco por parte de padres políticos. Es verdad que el ex presidente ha dedicado más tiempo a escribir unas memorias en la que España es un paraíso gracias a él, que a crear empresas en paraísos fiscales (que se sepa, por ahora). El tipo del bigote menguante solo debe 70.000 euros al fisco, cosa que le puede pasar a cualquiera. Aznar, Soria, el alcalde de Granada, los cuarenta ladrones de Valencia, Urdangarín, su esposa, los de los chanchullos andaluces del PSOE y todos los demás que ustedes ya saben pueden hacerse unas camisetas en las que proclamen “todos somos Mario Conde”, o bien ofrecer a Mario Conde un puesto de ministro en funciones en este eterno gobierno de interinos. Como en una epidemia, cada vez hay más políticos y cargos públicos en España que se parecen a Mario Conde, un proceso de clonación mucho más efectivo que el de la oveja Dolly o los niños del Brasil.
Dicen que en Madrid se va a construir el rascacielos más alto de Europa. Seguro que desde la azotea se verá Panamá.

Artículos de Saldo  DdA, XIII/3256

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