lunes, 29 de febrero de 2016

LAS MUJERES TAMBIÉN HICIERON MÚSICA

libros  Historia de la creación musical de las mujeres
Los sonidos del silencio. Aproximación a la historia de la creación musical de las mujeres. Anna Bofill Levi Editorial Aresta, 2015, 300 pp. ISBN: 978-84-943668-0-2.


Y decimos necesario porque el pensamiento que albergaba el mencionado galeno ha seguido vivo a lo largo de las centurias, como cuando en el pasado siglo, y en la cercana fecha de 1940, el reconocido psicólogo norteamericano Carl E. Seashore en su Why no great women composers afirmaba que a pesar de que la mujer y el hombre son iguales en talento, inteligencia y formación compositiva, “la razón de que las mujeres histórica y normalmente no compongan” reside en que poseen una naturaleza pasiva.
Se suponía que la falta de creatividad de la mujer, su pasividad y docilidad formaban parte de su esencia, y cualquier transgresión constituía, por tanto, una violación de su feminidad. Y ese referirse a la “naturaleza femenina” no es otra cosa que una estrategia del patriarcado para mantener en los márgenes de la creación a la creadora de vida, y esa estrategia sigue viva y no sólo respecto a la creación: también en la interpretación cuando ésta implica una proyección jerárquica.
Así, el compositor y director finlandés Jorma Panula en una entrevista radiofónica comentaba sin empacho y en pleno siglo XXI que las mujeres no deberían ser directoras de orquesta ya que si bien podrían ser eficaces dirigiendo “música femenina”, sin embargo, “Bruckner y Stravinsky no serían elecciones acertadas, pero Debussy sería una opción. Se trata de una cuestión puramente biológica”. Sí, resulta sorprendente, chocante e inaceptable. Y sin entrar a discutir que entiende este director de orquesta por “música femenina”, lo que es indudable es que por este, por otros muchos comentarios y, lo que es peor, por prácticas discriminatorias contra las mujeres en el mundo musical siguen siendo necesarios trabajos que aborden la presencia de la mujer en la música, en su creación, interpretación, gestión, enseñanza, etc. Porque nuestra sociedad sigue siendo patriarcal con todos los lastres que esto supone.
Lastres no solo para las mujeres sino para la misma sociedad en su conjunto ya que sigue poniendo trabas al talento y desarrollo de la mitad de su activo más preciado: las personas. Y es que la igualdad jurídica puede ser una trampa conformista para las mujeres y una justificación de aparente normalización para una sociedad que sigue reproduciendo esquemas de discriminación por razón de sexo. Siguen siendo, pues, necesarias aquellas investigaciones que impliquen la visibilización de la creación musical de las compositoras del pasado y del presente en el marco de la historia compensatoria así como en aquellos que constituyen reflexiones desde una perspectiva de género sobre los prejuicios en la iconografía musical, lenguaje musical, creación, formas musicales, educación, mujeres y recepción del hecho musical, organología, instituciones, industrias culturales y prácticas sexistas, etc.
Y este libro de la reconocida compositora, arquitecta e investigadora catalana Anna Bofill responde a esa necesidad y es reflejo de su compromiso con la reivindicación de un pasado que debe ser visibilizado y de un presente en el que todavía es imprescindible seguir luchando por la igualdad real. Lo alcanzado hasta el momento es mucho pero nunca lo suficiente. Y Anna Bofill forma parte de la genealogía de creadoras e investigadoras que con su trabajo continúan trabajando por esa igualdad, por medio también de la reflexión, la investigación y la difusión con obras como este libro o con trabajos como “Las compositoras, apuntes para una reflexión” de 1998, también de su autoría[1].
Estos sonidos del silencio son una apuesta firme y asequible para todos los lectores ya que el estilo narrativo de la autora es fluido, ágil sin dejar de ser intenso, profundo y equilibrado. La historia que Anna Bofill nos desgrana es narrada desde su privilegiada posición de creadora de sólida formación y trayectoria profesional, circunstancia esta que hace especialmente interesante su decir puesto que ella misma pertenece a esa línea ininterrumpida de compositoras que desde las primeras civilizaciones han jugado con la alquimia sonora para crear belleza, cultura, arte. La misma autora reconoce que la intención de este trabajo ha sido la de exponer sus búsquedas personales como compositora “sobre la otra mirada hacia la música desde la óptica feminista, y sobre las mujeres que han pensado y hecho música” honrando a esa genealogía femenina de creadoras que la han precedido.
La estructuración del trabajo hace que el resultado sea equilibrado al contener una introducción cual “estado de la cuestión”, seguida por la narración histórica de la creación musical debida a compositoras, para finalizar con unas útiles secciones bibliográficas y discográficas que nos aportan y abren nuevas perspectivas de información y conocimiento sonoros. En la aludida e interesante introducción, la autora reflexiona sobre los principales temas de discusión en los que la musicología feminista ha estado o sigue estando ocupada, informando al lector de cómo la música occidental y sus herramientas de definición, estructuración, creación o interpretación están “contaminadas” por la minusvaloración de lo femenino en beneficio de lo masculino. La concepción que la androcéntrica musicología decimonónica de corte germánico acuñó respecto a la música como arte abstracto de proyección universal y su vinculación al “sumo pontífice”, el compositor, creador identificado con el hombre europeo, blanco y heterosexual, implicó el desplazar a los márgenes desde la academia, desde la estructuración del conocimiento oficial, lo que la práctica histórica patriarcal había ya marginado secularmente: la creadora de vida, la mujer, no debía ser tolerada como creadora de arte en un marco profesional. En este sentido las constantes referencias que realiza Bofill a los principales trabajos que sobre el tema se han llevado a cabo tanto por parte de autores extranjeros como de españoles, hacen de esta publicación un sólido e informado esfuerzo intelectual refrendado por la referida bibliografía, estructurada por capítulos lo que facilita al lector el acceso a fuentes precedentes.
El trabajo de Bofill se enmarca claramente en la historia compensatoria que ha rescatado del olvido, del silencio impuesto por la historiografía patriarcal, a creadoras de diversos marcos cronológicos y geográficos que como Hildegarda de Bingen, Francesca Caccini, Bárbara Strozzi, Élisabeth Jacquet de La Guerre, Clara Wieck, Fanny Mendelssohn, Ethel Smith, Carmen Barradas, Lili Boulanger, Elena Romero, Luisa Casagemas, Matilde Salvador, Tania León, Sofia Gubaidúlina o Kaija Saariaho son voces que resuenan con luminosa altura de miras musicales.
Al concluir la lectura de Los sonidos del silencio el lector se encontrará empapado de vidas y creaciones que siguen reclamando que igualdad, equidad, visibilidad y tantas otras justas aspiraciones no pertenezcan sólo al imaginario de la reivindicación feminista, sino que formen parte de cualquier planteamiento de gestión y transformación social. Mientras, la música de tantas mujeres como las que Anna Bofill honra en su libro, como la suya propia, seguirá invadiendo nuestros cuerpos haciéndonos sentir emocionad@s, que merece la pena seguir luchando por hacer una sociedad en la que las mujeres sonoras vibren plenamente, sin silencios impuestos por el patriarcado.

[1] Bofill, Anna (2000): “Las compositoras, apuntes para una reflexión”. En Cuadernos de Veruela, p. 53-66.

Doce Notas  DdA, XII/3227

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