Félix Población
Como el que suscribe tiene vivido todo este
tiempo de régimen del 78 y mantiene bien perfilados en su memoria capítulos que
en su día pudieron tener una cierta relevancia, cuando ayer escuchó la noticia
de una convocatoria más del líder del Partido Socialista con el mundo de la
cultura en periodo electoral, supuso que no debió de ser muy nutrido al número
de destacados concurrentes.
Los periódicos dicen hoy que así ha sido, en
efecto, y que era bien visible el hueco de quienes en la etapa de Zapatero se
apuntaron a lo que entonces se llamó “clan de la ceja”. En esta ocasión el lema
de la cita no era precisamente un derroche de originalidad, “Pedro nos une”, y
tampoco había como aliciente aquella promesa de retirada de la guerra de Irak
que dio la victoria a ZP, gracias asimismo o sobre todo a las mentiras gubernamentales sobre
la autoría de los atentados del 11-M.
La representación cultural fue ayer exigua, según leo. Entre las caras conocidas se mencionan las del actor Álvaro de Luna,
Xavier Sardá o Forges, haciendo constar la información que se juntaron más
integrantes de la ejecutiva federal del PSOE de ayer y hoy que caras conocidos
del ámbito para el que se convocó el evento. Entre las promesas que se
anunciaron en el manifiesto leído al efecto son de destacar la recreación del Ministerio de
Cultura, como departamento específico de esa materia, y la reducción del IVA
cultural hasta la media vigente en otros países europeos.
Me parece muy poca oferta, la verdad, para un
país que lamentablemente ha ido perdiendo fuelle de un modo alarmante en la
programación y potenciación de la cultura. Si se echa una mirada hacia atrás,
tampoco es como para traca, y eso que en ocasiones precedentes el Partido
Socialista llegó a contar con un numeroso apoyo del sector. Recuerdo, sobre
todo, el magnífico y masivo respaldo que el PSOE de 1982 obtuvo en aquella
convocatoria del Conde Duque de Madrid previa a su primera victoria en las
elecciones de octubre.
No fue aquella expectativa luego satisfecha, como
no lo fueron otras, pero es indudable que entonces fue mayor la actividad y la
entidad de la cultura que la de nuestros días, no porque aquella fuera sobresaliente, sino por lo precaria que es ahora. Si ahora estamos en la
atonía en que estamos y si el Partido Socialista no es capaz de movilizar a
quienes un día lo apoyaron, habrá que convenir que las otrora llamadas fuerzas
de la cultura van por otros derroteros más verosímiles, están hartas de promesas incumplidas o han sido fagocitadas o consumidas de modo alarmante por el propio
sistema. Quédese cada cual con la respuesta que más le convenza.
DdA, XII/3121
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