Félix Población
Al interesante programa de Salvados,
en su edición de ayer dedicada a La máquina del fango, le faltó mayor
profundidad en el análisis sociológico del tema, a pesar de haber contado con
el concurso de dos expertos en comunicación de la talla de Umberto Eco y Manuel
Castells. Creo que por la concisión de estas dos entrevistas no se trató el
asunto con la hondura que requería. Hubiera hecho bien Évole, en mi modesta
opinión, en dedicarle al fango mediático un par de ediciones, no sólo por la
densidad del tema sino por su vigencia ahora, en tiempo preelectoral, tan dado
a salpicaduras de este tipo.
Contó además Jordi Évole para debatir sobre
el tema con la colaboración de los representantes de dos periódicos, El Mundo y La
Razón, que tienen en su haber casos que pueden incluirse en la aludida máquina,
aunque tanto el ex director del primer diario como la subdirectora del segundo
pusieron todo su empeño en negarlo. Casimiro García-Abadillo , con el caso de
Xavier Trías, exalcalde de Barcelona, por una cuenta en Suiza de casi 13
millones de euros que al final resultó no ser suya, y Pilar Gómez, con las
supuestas vacaciones dispendiosas de la alcaldesa de Madrid, Manuel Carmena,
que tampoco lo fueron.
A la subdirectora del diario La
Razón también se le recordó el caso de Tania Sánchez, a propósito de un titular
que salpicaba al padre de la diputada de Izquierda Unida con referencia a un
supuesto piso de protección oficial con piscina. Dicha información, publicada en portada, fue
desmentida dos días después por el periódicos con un espacio minúsculo en las
páginas de opinión.
No hubo en la convocatoria de Évole
ningún representante del diario El País para responder de las informaciones
falsa publicadas con respecto al currículum académico del profesor Juan Carlos
Monedero, y el exdirector del diario El Mundo se manifestó con suma torpeza y
falta de ecuanimidad a la hora de justificar las cuatro o cinco portadas que
dedicó al supuesto y luego falso fraude
fiscal del cofundador de Podemos, que no tuvo reparo en calificar de mala
prensa aquella que no merece la confianza de los ciudadanos, tal como ocurre
con la española, a la cola en credibilidad con relación a las de otros países
de nuestro entorno.
Ni García-Abadillo ni Pilar-Gómez se
sintieron aludidos por ese informe del Instituto Reuters para el Estudio
del Periodismo, de la Universidad de Oxford, según el cual España es el segundo
país de los estudiados con menor credibilidad mediática. En Europa se han
analizado ocho países y los medios españoles están a la cola en cuanto a la confianza que merecen a sus lectores.
DdA, XII/3125
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