Lazarillo
Según el sindicato Unión Profesional, las radios y televisiones públicas de España nos cuestan casi dos mil millones de euros al año. Esto significa que gastan más dinero que las televisiones privadas, con un índice de audiencia sensiblemente menor. Cada décima de cuota de pantalla nos sale por casi veinte millones de euros. Si se tiene en cuenta, además, que esa audiencia suelen reportarla programas de muy escasa calidad, añadiremos al gasto la insatisfacción de una tele nefasta, tal como está ocurriendo con La Uno de RTVE. Añádase al dispendio la utilización de las televisiones públicas como canales al servicio del gobierno de turno, ya sea el del Estado o el de la Generalitat de Cataluña, a la que el señor Mas dota de un presupuesto (225 millones de euros). TV3 le sale a cada catalán por casi treinta euros al año. Es habitual, además, que las televisiones públicas gasten siempre más de lo que tienen presupuestado en un principio, sin que esto comporte un correctivo para tan dispendiosos administradores. En el caso de TVE, cada año se incrementan los números rojos en cien millones de euros. Un balance tan costoso es especialmente deplorable si se tiene en cuenta el carácter manifiestamente progubernamental que la televisión pública estatal ha tenido a lo largo de estos últimos cuatro años, con un notable descenso en la calidad de la programación.
+@Ha dicho Bertín Osborne que sus superiores en TVE le han prohibido entrevistar en su programa a Pablo Iglesias.
PUNTOS DE PÁGINA
Según el sindicato Unión Profesional, las radios y televisiones públicas de España nos cuestan casi dos mil millones de euros al año. Esto significa que gastan más dinero que las televisiones privadas, con un índice de audiencia sensiblemente menor. Cada décima de cuota de pantalla nos sale por casi veinte millones de euros. Si se tiene en cuenta, además, que esa audiencia suelen reportarla programas de muy escasa calidad, añadiremos al gasto la insatisfacción de una tele nefasta, tal como está ocurriendo con La Uno de RTVE. Añádase al dispendio la utilización de las televisiones públicas como canales al servicio del gobierno de turno, ya sea el del Estado o el de la Generalitat de Cataluña, a la que el señor Mas dota de un presupuesto (225 millones de euros). TV3 le sale a cada catalán por casi treinta euros al año. Es habitual, además, que las televisiones públicas gasten siempre más de lo que tienen presupuestado en un principio, sin que esto comporte un correctivo para tan dispendiosos administradores. En el caso de TVE, cada año se incrementan los números rojos en cien millones de euros. Un balance tan costoso es especialmente deplorable si se tiene en cuenta el carácter manifiestamente progubernamental que la televisión pública estatal ha tenido a lo largo de estos últimos cuatro años, con un notable descenso en la calidad de la programación.
+@Ha dicho Bertín Osborne que sus superiores en TVE le han prohibido entrevistar en su programa a Pablo Iglesias.
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