Antonio Aramayona
En ocasiones, Podemos parece semejarse a Florentino Pérez,
fichando a presuntos galácticos. Rozando ya con la yema de los dedos la
campaña electoral oficial, y comprobando que las encuestas electorales
lo colocan sensible y progresivamente a distancia del PP, PSOE y C's,
Podemos se apresta a inscribir candidatos de nombre y renombre en sus
listas electorales, a tenor del marketing electoralista. Basten, como
botones de muestra, el jurista sevillano Javier Pérez-Royo y el general
de división Julio Rodríguez.
Pérez-Royo siempre ha militado y/o
colaborado con partidos políticos que Podemos ha considerado
habitualmente como caducos, desgastados y habituados a la derrota. Así,
ya en 1977 figuró en la candidatura al Congreso del PCE (del que era
destacado militante) por Jaén, y por Huelva en 1979. Es decir, y
volviendo a fijarnos en los estereotipos aplicados por Podemos,
Pérez-Royo militaba desde su juventud en un partido político de la
marchita izquierda, acostumbrado y abocado a ser cada vez más perdedor.
Aún
en el PCE, representó a dicho partido en la Comisión Redactora del
Anteproyecto de Estatuto de Autonomía para Andalucía. Y eso no es todo,
pues durante años fue también asesor de la casta socialista, con Felipe
González y Manuel Chaves. Tan satisfechos estaban los de la casta con
Pérez-Royo (¿y viceversa?) que colaboró con el PSOE en 2014 en un
documento de propuesta para una redefinición del federalismo. Ahora, sin
embargo, ha sido designado candidato para el Congreso por el sector
sevillano de Podemos.
Recuerdo, por ejemplo, los tiempos en que doña Esperanza afeaba a Mariano Rajoy que adjudicase puestos de gobierno con el dedazo, o en los que en El Partido por antonomasia, el PCE, se aceptaba todo cuanto llegaba del venerable dedazo
del comité central y del sacrosanto centralismo democrático. Ahora
también Podemos parece dejarse ya de transversalidades, círculos y
democracias de base, y sus dirigentes colocan en sus listas electorales a
galácticos donde consideran más conveniente. ¿A dedazo?
José
Julio Rodríguez Fernández, entre otros muchos cargos, ha sido jefe del
Estado Mayor de la Defensa con Rodríguez Zapatero y la ministra Chacón,
general de división, presidente del Proyecto de Reabastecimiento en
Vuelo en la OTAN, y director general de Armamento y Material en el
Ministerio de Defensa. El Gobierno de los populares (¡cuán gran
oxímoron!) lo acaba de cesar por "pérdida de confianza y falta de
idoneidad", lo cual es, a su vez, la enésima salida de pata de banco por
parte de los presuntos gobernantes de la nación.
Por un lado,
reconozco estar algo confuso cuando oigo a Pablo Iglesias presentar a
Julio Rodríguez como "su futuro Ministro de Defensa", cuando creía que
Podemos mantenía el punto 4.6 ("Defender la Paz") de su programa para
las europeas:
Referéndum vinculante sobre la salida de España de la OTAN. Rechazo de las intervenciones militares en la resolución de conflictos internacionales. Desmantelamiento de las bases militares extranjeras en terceros países. Impulso de las relaciones solidarias entre los pueblos. Papel comprometido de la UE en la paz mundial y creación de un Servicio Civil de Paz, cuya actuación quede circunscrita al ámbito de la interposición y que sustituya a las intervenciones armadas. Promoción de nuevos tratados de desarme.
Dejando
de lado, las calculadas ambigüedades sobre el asunto por parte de
algunos relevantes dirigentes de Podemos (el borrador de programa del
partido declara ahora que Podemos buscará "dotar de una mayor autonomía
estratégica a Europa y a España en el seno de la OTAN"), no logro
encontrar una sola toma de postura pública y explícita por parte del
exgeneral de división que avale tal declaración programática de Podemos,
salvo el heroico momento en que prometió y no juró su cargo en la toma
de posesión de 2008 como jefe de la JEMAD.
Por otro lado, dicen que, eso sí, "simpatizó" pero "no llegó a afiliarse" a la UMD, Unión Militar Democrática,
organización militar clandestina en la dictadura franquista a la que
pertenecían nueve militares detenidos en 1976 que, en conjunto, fueron
condenados a 43 años de cárcel y, en el caso de siete de ellos, a la
pena accesoria de expulsión del Ejército. Pues bien, el general de
división Rodríguez esperó a 2010 para condecorar a la UMD con la Cruz al
Mérito Militar, ya sin riesgo para su brillante carrera.
Julio
Rodríguez ha sido un militar con altas responsabilidades y en ningún
caso un antimiltarista (ni creo que ahora lo sea), por lo que dejó las
cosas muy claras, por ejemplo, con la intervención militar en Libia, que
acabó con el crudo y el gas libios en manos de las multinacionales y
con el líder Gadaffi medio achicharrado por las bombas de aviones y
drones aliados, primero, y linchado por la chusma, después: "Los F-18
españoles están dedicados a la patrulla aérea de combate en la zona de
exclusión", "bajo el mando de la OTAN", y "nuestros aviones usarán la
fuerza cuando sea necesario".
Asimismo, tampoco acabo de
explicarme por qué ha esperando tanto tiempo el exgeneral de división a
decantarse abierta y públicamente por el cambio que ahora tanto dice
anhelar, a no ser que haya sido la oferta de un escaño parlamentario la
piedra angular de sus decisiones políticas definitivas. En resumidas
cuentas, se me antoja algo inexplicable cómo no zozobran los lóbulos
centrales y temporales de los militantes de Podemos ante semejante
cúmulo de declaraciones, principios y fichajes de su partido en los
últimos tiempos.
Para terminar, me vienen también a la mente los
fichajes por parte del PSOE de la diputada Irene Lozano y la
excomandante Zaida Cantera, pero tales casos carecen de importancia,
pues forman parte de la casta, algo de lo que abomina Podemos, el
partido del cambio.
El Huffington Post
No hay comentarios:
Publicar un comentario