lunes, 5 de octubre de 2015

LA LIMPIEZA DE MADRID NO ES NI UNA OBSESIÓN NI UNA OCURRENCIA: ES UNA URGENCIA

Félix Población

La fotografía muestra el estado en que quedan los acogedores espacios arbolados de la Ciudad Universitaria cada vez que se celebra un botellón en ese ámbito. Este tipo de "eventos", que en un principio tenían como emplazamiento determinados escenarios urbanos ante las protestas del vecindario, se consienten ahora en otros espacios más alejados del centro de las ciudades. 

Quizá algún día las futuras generaciones se pregunten qué ocurría en nuestra sociedad para que grandes concurrencias de jóvenes universitarios -a los que les esperaba un cincuenta y pico por ciento de desempleo- requiriesen un lugar donde emborracharse, sin que esa costumbre fuera considerada al menos preocupante. El resultado de esas aglomeraciones etílicas queda bien patente en la fotografía que ilustra este comentario. Por lo que aquí se ve, no deberían ni el PSOE ni el Partido Popular calificar de obsesión ni de ocurrencia la propuesta de la alcaldesa de Madrid de incluir a los jóvenes universitarios en la limpieza de la ciudad. 

Se trataría de un servicio social -según leo- que tendría un tiempo de duración breve, a fin de que con ese trabajo ocasional los universitarios adquieran conciencia de lo que significa esa tarea y sean así más repetuosos con el entorno en el que celebran actos de carácter masivo, tales como los aludidos botellones de fines de semana en la Ciudad Universitaria. Quienes hemos tenido oportunidad de comprobar en directo los resultados de esas convocatorias sentimos mucho bochorno ante semajante espectáculo y consideramos elemental que Manuela Carmena lo haya tenido en cuenta, mediante una reunión con el rector Carlos Andradas, para tratar de impedirlo o inculcar en esos jóvenes la ética de la limpieza como elemento clave de la sostenibilidad. 

Hace bastantes años, otras generaciones de universitarios se enfrentaban a la policía en esos mismos escenarios al objeto de conseguir la libertad y la democracia conculcadas por una larga dictadura. Personalmente nunca hubiera imaginado que, después de la consecución de esos derechos, hubiera que reclamar a los universitarios de nuestros días que no fueran guarros cada vez que hacen de la borrachera una diversión acostumbrada. Pero hay que intentarlo, y por la vía de urgencia a ser posible, porque da mucho asco y mucha vergüenza que la Ciudad Universitaria esté hecha una mierda cada semana.

DdA, XII/3098

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo que la izquierda real no se libra de la estupidez que afecta a otros bandos políticos.
Declarar culpables por decreto a todos los universitarios de Madrid del incivismo de algunos de sus compañero es una medida fascista. Si, fascista; es propio del fascismo considerar a toda la gente culpable de algo y digna de ser reprendida de alguna forma, aunque sea leve. Pero no solo es una medida fascista sino además discriminatoria. ¿Universitarios? ¿Cuántos de los chavales que hacen botellón son universitarios? La mayoría de los veinteañeros que salen de marcha los "findes" son currantes o "ninis", pero además hay otra fracción importante de estos guarros sin civilizar que corresponde a la comunidad inmigrante, especialmente los americanos. Vayan por los parques y plazas de Carabanchel, Usera, Villaverde, etc, no solo un fin de semana, vayan un martes por la tarde y vean como mientras destrozan el cesped en esos campos de balon volea improvisados, y en esas celebraciones de cumpleaños y similares, dejan los parques y plazas llenos de bolsas de plásticos y litronas. ¿Piensa la alcaldesa condenar a que todos los inmigrantes de Madrid barran las calles? Oh, no, horror! Eso sería discriminatorio, xenófobo e inaceptable, verdad? Si, lo sería, ¿pero por qué no es inaceptable decidir que todos los universitarios son culpables, y además los únicos, de este salvajismo?
Antiguamente había guardias en los parque que te multaban si pisabas el césped. Ni tanto ni tan calvo, pero lo que tendría que hacer la alcaldesa seria restaurar aquello que hubo durante un tiempo y que se llamo "patrulla verde" o algo así; y que estas patrullas se dedicaran a multar a todo el que vieran tirando un plástico, una botella, un papel, no solo en los parques sino en cualquier punto de la vía publica; o a toda empresa que se anuncie pegando papelotes en espacios públicos como farolas, marquesinas, incluso portales!. Ya veríamos si la gente no empezaba a ser un poco mas respetuosa con la comunidad en cuanto viera que le cuesta dinero ser tan guarra. Además se recaudaría, cosa que siempre han perseguido las autoridades.

Otro tema q debatir muy profundamente es por qué los jovenes no parecen saber divertirse más que emborrachándose y armando bulla; por qué no se les ofrece otro tipo de ocio más respetuoso y menos embrutecedor. Queremos un pueblo mas civilizado, más culto y responsable de sus obligaciones como ciudadanos porque eso hace un pueblo más difícil de manipular y que se oponga más a que la casta lo mangonee. ¿Y pretendemos conseguirlo aborregando a nuestros jóvenes en una fiesta estúpida y anestesiante? Obviamente a esas edades se busca relacionarse, ligar, reír, pero se puede hacer todo eso en un festival de cine al aire libre con fiesta y debate al final de la proyección -obviamente la asistencia a la proyección debería ser obligatoria para poder acceder luego a la fiesta-, o en una jornada cultural abierta, como aquello que tan poco duro, La noche en blanco, pero en el que se veía muchísima gente joven que combinaba el botellón con la exposiciones -cierto que muchos también tiraban los vasos de plástico al suelo; de nuevo la necesidad de una policía vigilante del ambiente y la limpieza que sancione-. La mayoría d elos jóvenes seguirán prefiriendo ese ocio alienante, pero una prte se sentirá a gusto con esas actividades que no sean exclusivamente culturales pero tampoco exclusivamente idiotizantes.


En fin, en todo caso, lo de nuestra querida alcaldesa -y no lo digo con sorna, yo la voté y tengo muchas esperanzas de que las cosas mejoren en Madrid, pero esta vez la ha cagado- es una ocurrencia, sí.

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