Por deferencia del actual Presidente del Gobierno y con retraso respecto a la onomástica del rey emérito, don Mariano el Simple quiso reunir en un restaurante del gusto del viejo Borbón a los que le precedieron en el cargo, sin que se sepa si los comensales degustaron el plato borbónico de Casa Lucio -huevos estrellados- u otro con más fundamento. Este Lazarillo está en condiciones de asegurar -por lógica más que por mentidero alguno- que los convocados eludieron en su conversación uno de los asuntos que más preocupa a la ciudadanía, que no es otro que el de la corrupción política, y que tampoco eligieron para su charla el mucho más actual y no menos procupante de la Ley de Mordaza, que ha entrado en vigor casi al tiempo que se reunían estos señores. Sí habrán dedicado alguna atención al asunto del referéndum griego, por lo que es muy posible que de ahí hayan derivado hacia Podemos y las repercusiones que para este partido pueda tener el resultado de ese referéndum. Quizá estimen ahora, visto el fracaso cosechado con el oro de Caracas, que la oportunidad se la sirva Tsipras. Todo vale menos culparse a sí mismos.
DdA, XII/3016
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