jueves, 16 de julio de 2015

EL AYUNTAMIENTO DE GIJÓN, EN STAND BAY

 
Fernando de Silva
Cuando gobierna quien no gana las elecciones y la oposición queda bloqueada por la incapacidad de entendimiento, puede ocurrir lo que está sucediendo en el Ayuntamiento de Gijón, que parece encontrarse bloqueado y sin rumbo definido desde que se constituyó la nueva corporación municipal. En un totus revolutus, la mezcla de la inexperiencia de algunos, con la incapacidad de otros, y la falta de timonel, hace que Foro pueda mantener el obstracismo en el que nos tenía sumidos desde hace cuatro años. El futuro inmediato, e incluso el mediato, parece ser descorazonador, y nos lleva a cuatro años de penuria.
Paco Ignacio Taibo no es santo de mi devoción, en especial por su capacidad de despreciar y minusvalorar a quienes no piensan como él, pero debemos de reconocer que ha estado muy acertado al afirmar que "no me cabe en la cabeza que en esta ciudad gobierne la derecha habiendo ganado la izquierda; me sorprende"; y en ello coincide con la mayoría de los gijoneses que piensan en clave de izquierdas, con la excepción de una minoría que ha priorizado sus odios y recelos históricos y personales a los intereses de la ciudadanía. Y en la confusión quienes perdemos somos los propios gijoneses.
Ya todos sabemos lo que ganan los concejales, y que casi todos han encontrado un trabajo bien remunerado para cuatro años. Los de Xixón Sí Puede nos repiten hasta la saciedad que ellos  se sacrifican y se aprietan el cinturón, limitando sus emolumentos a tres salarios mínimos, sin darse cuenta de que van a percibir mucho más que el 90% de los trabajadores españoles. Resultaría más interesante que nos explicasen cuáles eran sus ingresos antes de llegar a la política, y las razones personales y profesionales de los que no desean mantener la situación de liberados; pero en eso se callan porque no vende. Pero al margen de este tema, poco más sabemos de sus planes de futuro.
En la prensa de hoy ediles de Xixón Si Puede y del PSOE se quejan de que los planes sociales no avanzan, sin darse cuenta de que esto ocurre porque no gobiernan juntos y deben de someterse a los ritmos del partido de Álvarez-Cascos. Nos olvidamos de que si bien la gasolina la ponen entre todos y la oposición puede decidir el rumbo, quien conduce es Carmen Moriyón, que es la que pone la velocidad en la toma de posiciones y decide el momento de llevarlas a cabo.
Todo esto es reconducible, y solo hace falta de voluntad política por parte de los tres partidos de izquierdas para darle un vuelco al futuro. Pero me temo que quienes consintieron un gobierno de derechas, no están por la labor. Triste panorama que nadie, o casi nadie, puede entender, y que ha convertido a Gijón en un ejemplo a no seguir por quién se considere  progresista y crea de verdad en que lo primero son los ciudadanos y no ellos. El resentimiento no va a ninguna parte, y ya estamos viendo y sufriendo sus consecuencias.
DdA, XII/3028

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