Este proyecto debe incluir, en cada ciudad,
pueblo, comarca o gobierno autonómico las propuestas de los distintos
proyectos de izquierda y encontrar todo aquello que nos une
Julio Embid
Si algo parece inevitable tras los resultados de las
elecciones municipales y autonómicas del pasado domingo es el encuentro
entre César Luena e Íñigo Errejón esta misma semana. Para los
socialistas, Podemos ya no van a ser los populistas bolivarianos y, por
lo que parece, para los podemitas, el PSOE tampoco será la casta
social-traidora. Básicamente, porque es esto o Esperanza Aguirre. Me
recuerda al chiste del dentista en el que el paciente dice aquello de:
ahora vamos a llevarnos y bien y no hacernos daño.
Sin embargo, los acuerdos entre el Partido Socialista y Podemos, pero
también con Izquierda Unida, Geroa Bai, Chunta Aragonesista y Compromís,
no pueden limitarse a un intercambio de asientos, sino a un programa de
izquierdas en común. Este proyecto debe incluir, en cada ciudad,
pueblo, comarca o gobierno autonómico las propuestas de los distintos
proyectos de izquierda y encontrar todo aquello que nos une. Desde la
izquierda debemos defender a la Educación Pública, aumentando sus
recursos para mejorar su calidad y revertir todos los procesos de
privatización y de creación de nuevas escuelas privadas concertadas.
Debemos garantizar una Sanidad Pública de calidad para todos,
independientemente de cuál sea nuestro color de piel o la renta que
tengamos en casa. Debemos combatir firmemente la desigualdad, aumentando
la redistribución de los recursos y que paguen más los que más tienen.
Debemos expulsar a todos los corruptos de las instituciones, empezando
por aquellos que se dicen izquierdistas, y después, a todos los demás.
¡Y que devuelvan todo lo robado!. Debemos caminar hacia una verdadera sociedad aconfesional
donde cada uno respete las creencias de los demás, donde la fe sea
exclusivamente un asunto personal, y no jurídico, y nadie vea su vida
coaccionada por el credo de los demás. Debemos trabajar para crear
empleo de calidad, con salarios dignos y horarios razonables, para que
podamos desarrollar nuestros proyectos de vida como ciudadanos libres.
Debemos defender a los que no se pueden defender, dentro y fuera de
nuestras fronteras, y garantizar la inclusión social de los más
necesitados. Debemos reducir las diferencias en la esperanza de vida entre clases sociales.
Debemos preservar el medio ambiente y que España vuelva a ser la
referencia mundial en energías renovables. Debemos defender la cultura y
que está sea libre pero crítica, valiente pero entretenida,
constituyendo una fuente principal de nuestra riqueza como país. ¡Ah, y
que no me olvide!, debemos hacer que las bicicletas también circulen por la orilla pobre del río Manzanares, querida Manuela.
Por todo lo anterior es por lo que Manuela debería ser
alcaldesa de Madrid, Ada, alcaldesa de Barcelona, Ximo, president de la
Comunidad Valenciana, Pedro, alcalde de Zaragoza, Javier, presidente de
Aragón, Kichi, alcalde de Cádiz, Guillermo, presidente de Extremadura,
Paco, alcalde de Zamora, Joan sea alcalde de Valencia, y Emiliano el
presidente de Castilla La-Mancha. No para que tengan un asiento bonito y
un buen jornal, sino para defender todo lo anterior, para que las
bicicletas circulen por todas partes.
Porque, querido Isaac, solos no podéis. Mejor hacerlo en común, entre todos.
+@ Los pactos postelectorales van a dejar de ser reuniones a puerta cerrada: Pablo Echenique
ElDiario.es DdA, XII/3013
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