sábado, 23 de mayo de 2015

MARIANO RAJOY, DE PRESIDENTE A PEROGRULLO

Ana Cuevas
 
El mayor problema de tener que dar mítines electorales es esa predisposición a soltar perogrulladas  de la que gozan algunos líderes políticos y  que pone en evidencia su baja actividad neuronal.
Pese a la dura competencia, Mariano Rajoy sigue siendo el rey. Al presidente no hay quien le ponga la pierna encima en esta materia. Con esa dicción semi-acuática que le caracteriza, de su boca salen cosas que su cerebro no ha procesado previamente. O eso o es que la materia gris de don Mariano corresponde a la de un niño de dos años o a la de una cacatúa que está aprendiendo a hablar y repite cada simpleza que oye. En uno de sus últimos mítines regaló los oídos del personal con esta frase digna de Aristóteles: " España es un gran país que hace cosas importantes y tiene españoles". Fin de la cita. Se ve que Marianico aprovechó los colegios privados que le pagaron sus  papás. Si no, de qué iba a llegar a conclusiones tan sesudas como esta otra: "No es lo mismo que gobierne uno que otro". Pues claro que no presi. No es igual que nos gobiernen Ali Babá y sus cuarenta mil ladrones a que lo hagan ciudadanos comprometidos por una sociedad más justa y equitativa. 
Según Rajoy, en España el paro ya no nos preocupa. No se en qué círculos se mueve. En los que frecuenta servidora, rara es la familia que no padece esa lacra en alguno de sus miembros. Incluso en todos. A lo mejor es que vivo en una España alternativa llena de anti-españoles resentidos que se empeñan en no trabajar para contradecir la bonanza que predica este gobierno.
Mariano Rajoy, como Groucho Marx mucho antes, ha creado escuela en el género bufonesco. Eso sí, al presidente, por cuestión de poca enjundia humorística, le correspondería el papel del payaso triste. Un patético clown que logra deprimir hasta a las hienas.
 Da ganicas de llorar. Más cuando recuerdas que este ser chiripitiflaútico gobierna España junto a otros personajes igual de absurdos y siniestros. Pero eso no quita para que sus frases más célebres pasen a la historia y formen parte de la surrealista crónica política de este país.
"Después del año 14 viene el 15", "Todo lo que se publica ahí no es cierto... salvo alguna pequeña cosa", "Dije que bajaría los impuestos y los estoy subiendo" "La reforma laboral puede suponer abaratar el despido o no", "Son solo unos hilillos de plastilina"... No se puede negar la influencia marxista  en su discurso. A nadie le extrañaría que  plagiara al genial Groucho para rascar los votos de los indecisos: "Tengo estos principios, si no le gustan, los cambio". Aunque me suena que algo de eso ya han hecho con la ley del aborto y algún otro asuntillo impopular a poco tiempo de las elecciones.
Diga que sí presidente. España es un país lleno de españoles. Y como a tales, nos gusta el cachondeo y no perdonamos un vermú ni el día de las votaciones. Porque no se me ocurre otro motivo, que el de estar en un absoluto grado de embriaguez, para que vuelvan a salir elegidos. Eso explica la defensa a ultranza de la ingesta alcohólica, primero por parte de Aznar y luego del mismo  Rajoy. De ahí  esa otra perla que nos dejó Mariano:  ¡Viva el vino! . Saben que el alcoholismo es su mejor aliado. Porque la verdad, para volver a tropezar con semejante pedrusco, hace falta estar borracho como una cuba.
DdA, XII/3011

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