Antonio Aramayona
Ayer
recibí las papeletas para poder votar por correo, tal como solicité, pues las
barreras arquitectónicas de mi colegio electoral (colegio concertado La
Milagrosa, Zaragoza) me lo impiden.
Si
no conté mal, 16 papeletas distintas para el Ayuntamiento de Zaragoza y otras
16 papeletas distintas para las Cortes de Aragón. No aprendemos. Parece que no
aprenderemos nunca. La condición humana parece llevar a la derecha a la misma
placidez, de tal forma que todo esto de la campaña electoral y sus resultados
posteriores, debido a la unanimidad de sus correligionarios y la falta de
oposición entre sus filas, parecen el preludio a la siesta de un fauno popular.
Por contrario,
la condición humana lleva a las posiciones progresistas a la disgregación, la
carencia unitaria, el ombliguismo, el pensar que se está en la plena posesión
de la verdad y el resto no son más que o equivocaciones o aproximaciones.
Mi
Partido político se duele cada vez que se ve partido. Se llama Frente Único,
Frente Popular o cualquier otro nombre similar. Mi Partido político maldice
este eterno círculo vicioso en que está sumida la izquierda desde 1976.
Entretanto, las gaviotas cagan y cagan sobre nuestras cabezas y siguen siendo
el maldito “partido más votado”.
No
he votado la mejor opción, sino la menos mala: la que intenta impedir que el PP
siga haciendo estragos en el país. He votado al mal menor que más posibilidades
tiene de hacer frente al PP.
DdA, XII/3002
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